miércoles, 21 de mayo de 2008

Domingo V de Pascua - A-

Tomás es el discípulo famoso por aquel "si no veo, no creo". Hoy reacciona ante el discurso de Jesús plateando otra dificultad: "Señor, no sabemos adónde vas. Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús aprovecha el momento para acuñar una nueva definición de su persona: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"; y para que no queden dudas, agrega: "Nadie va al Padre sino por mi". Este episodio sucedió durante la Última Cena. Jesús se explaya aún más y afirma: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre". Felipe, otra vez impetuoso, reacciona: "Muéstranos al Padre, y eso nos basta". Jesús aprovecha la ocasión para revelar una verdad única y específica de la fe cristiana: "Felipe, el que me ha visto, ha visto al Padre".

Dios responde al mayor y más fundamental interrogante del hombre presentándonos su rostro humano en la persona de Jesús. En Jesús se revela quien es Dios, cómo piensa y actúa, cómo ama y perdona, y cuál es su proyecto para este mundo. Contemplando a Jesús y siguiéndolo, estamos en camino hacia nuestra plena realización en esta vida y en la otra. Jesús con cada una de sus acciones nos muestra cómo es Dios: No es sólo distancia infinita, sino también cercanía infinita.

Nuestra fe se basa en Jesucristo a quien vemos con los ojos de Fe. Creemos en su palabra: "El que me ha visto ha visto al Padre". Cristo manifiesta un Dios bondadoso, humilde, "humano”. El cristiano no cree en “cualquier” Dios, cree en el Dios revelado por Jesús. En el evangelio vemos que Cristo, como Dios, concede sus preferencias a los pequeños, muestra compasión por los que sufren, entrega un perdón amplio a los pecadores, atiende a los marginados, ejerce su misericordia con todo tipo de miseria humana, se mantiene al margen de los poderosos.

¡Qué alma no está sedienta de amor, de vida, de felicidad? Para satisfacer esa sed, Dios se ha hecho "uno de nosotros” en la persona de Cristo. Por medio de él nos acompaña, ilumina y sostiene. De aquí nace la fuerza del cristiano. Unidos a Cristo tenemos la seguridad de que con él, por él y en él, llegaremos felizmente a la casa del Padre. El es el Camino, porque nos conduce al Padre. El es la Verdad porque nos muestra el verdadero rostro de Dios. El es la Vida porque nos comunica la misma vida divina recibida del Padre.

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 6, 1-7
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: “No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”. La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 32
R.- QUE TU MISERICORDIA, SEÑOR, VENGA SOBRE NOSOTROS, COMO LO ESPERAMOS DE TI

Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos; den gracias al Señor con la cítara, toquen en Tu honor el arpa de diez cuerdas. R.
Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R. -
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.-

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 2, 4-9
Queridos hermanos: Acercándose al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Dice la Escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»
Para ustedes, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular», en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino. Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que les llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 1-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Que no tiemble su corazón; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, no les habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y les llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino.
Tomás le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto.
Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Les aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.
Palabra de Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Lecturas de la Semana
Lunes 21: Hch 14,5-18; Sal 113b; Jn 14,21-26.
Martes 22: Hch 14,19-28; Sal 144; Jn 14,27-31a.
Miércoles 23. Hch 15,1-6; Sal 121; Jn 15,1-8.
Jueves 24. Hch 15,7-21; Sal 95; Jn 15,9-11.
Viernes 25. SAN MARCOS, evangelista.1P 5,5b-14; Sal 88; Mc 16,15-20.
Sábado 26: Hch 16, 1-10; Sal 99; Jn 15, 18-21

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