jueves, 18 de agosto de 2022

RITUAL DEL MATRIMONIO CATÓLICO

 

RITUAL PARA LA CELEBRACIÓN DEL


MATRIMONIO

RITOS INICIALES

PRIMERA LECTURA

Lectura del libro de Tobías 8, 4b-8

En la noche de bodas, Tobías dijo a Sara: Levántate, mujer. Vamos a orar, pidiendo a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos proteja.

Ella se levantó, y comenzaron a suplicar la protección del Señor. Tobías oró así: Bendito seas, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por siempre. Que por siempre te alaben los cielos y todas tus criaturas. Tú creaste a Adán y le diste a Eva, su mujer, como ayuda y apoyo.

De ellos nació la estirpe humana. Tú dijiste: "No es bueno que el hombre esté solo; hagámosle una ayuda semejante a él". Al casarme ahora con esta mujer, no lo hago por impuro deseo, sino con la mejor intención. Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez.

Los dos dijeron: Amén, amén.

Palabra de Dios.

 

Salmo 111

Lector: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Lector: Dichosos quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.

 Su linaje será poderoso en la tierra,

la descendencia del justo será bendita.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Lector: En su casa habrá riquezas y abundancia,

su caridad dura por siempre.

En las tinieblas brilla como una luz

el que es justo, clemente y compasivo.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Lector: Dichoso el que se apiada y presta,

y administra rectamente sus asuntos,

porque jamás vacilará.

El recuerdo del justo será perpetuo.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Lector: No temerá las malas noticias,

su corazón está firme en el Señor.

Su corazón está seguro, sin temor,

hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

Lector: Reparte limosna a los pobres,

su caridad es dura por siempre

y alzará la frente con dignidad.

Todos: Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

 

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 13, 4-13

Hermanos:

El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor no pasa nunca. Las profecías, por el contrario, se acabarán; las lenguas cesarán; el conocimiento se acabará. Porque conocemos imperfectamente e imperfectamente profetizamos; mas, cuando venga lo perfecto, lo imperfecto se acabará. Cuando yo era

niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.

Ahora vemos como en un espejo, confusamente; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es ahora limitado; entonces conoceré como he sido conocido por Dios.

En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La más grande es el amor.

Palabra de Dios.

 

ALELUYA

Dios es amor; amémonos unos a otros como Dios nos amó.

Aleluya


EVANGELIOS PARA SELECCIONAR

1) Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús al gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba

diciendo: 

Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. 

Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. 

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. 

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. 

Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. 

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. 

Bienaventurados ustedes cuando les insulten y les persigan y les calumnien de cualquier modo por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en el cielo.

Palabra del Señor.

 

2) Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. 

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una vela para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para  que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos.

Palabra del Señor.

 

3) Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21. 24-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice „Señor, Señor‟ entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa; y se derrumbó. Y su ruina fue grande.

Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.

Palabra del Señor.


4) Lectura del santo evangelio según san Mateo 19, 3-6

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: ¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo? Él les respondió: ¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne"? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.

Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

Palabra del Señor.

 

5) Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 35-40

En aquel tiempo, un fariseo, doctor de la ley, preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la ley? Él le dijo: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente‟. Este mandamiento es el principal y primero.

El segundo es semejante a él: „Amarás a tu prójimo como a ti mismo.‟ Estos mandamientos sostienen toda la Ley y los Profetas.

Palabra del Señor.


6) Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 6-9

En aquel tiempo dijo Jesús: Al principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Palabra del Señor.


7) Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: No tiene vino. Jesús le dice: Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dice a los sirvientes: Haced lo que él diga. 

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: Llenad las tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: Sacad ahora y llevádselo al mayordomo. Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí

lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al esposo y le dice: Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor.


8) Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Palabra del Señor.


9) Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 12-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Éste es mi mandamiento: Que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dé.

Palabra del Señor.

10) Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, Jesús dijo: No sólo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, éste es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos.

Palabra del Señor.

Homilía

Rito propio del matrimonio

Queridos hermanos:

Estamos aquí, junto al altar, para que Dios garantice con su gracia su voluntad de contraer Matrimonio ante el ministro de la Iglesia y la comunidad cristiana ahora reunida. Cristo bendice copiosamente su amor conyugal, y él, que os consagró un día

con el santo Bautismo, os enriquece hoy y os da fuerza con un Sacramento peculiar para que os guardéis mutua y perpetua fidelidad y podáis cumplir las demás obligaciones del Matrimonio. Por tanto, ante esta asamblea, os pregunto sobre vuestra intención.

ESCRUTINIO

Sacerdote: N. y N., ¿venís a contraer Matrimonio sin ser coaccionados, libre y voluntariamente?

Contrayentes: Sí, venimos libremente.

Sacerdote: ¿Estáis decididos a amaros y respetaros mutuamente, siguiendo el modo de vida propio del Matrimonio, durante toda la vida?

Contrayentes: Sí, estamos decididos.

La siguiente pregunta puede omitirse si las circunstancias lo aconsejan,

por ejemplo, si los novios son de edad avanzada:

Sacerdote: ¿Estáis dispuestos a recibir de Dios responsable y

amorosamente los hijos, y a educarlos según la ley

de Cristo y de su Iglesia?

Contrayentes: Sí, estamos dispuestos.


CONSENTIMIENTO

El sacerdote los invita a expresar su consentimiento:

Así, pues, ya que queréis contraer santo Matrimonio, unan

Sus manos, y manifestad su consentimiento ante Dios y su Iglesia.

Fórmula 1ª)

El esposo: Yo, N., te recibo a ti, N., como esposa y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.

La esposa: Yo, N., te recibo a ti, N., como esposo y me entrego a ti, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida.

CONFIRMACIÓN DEL CONSENTIMIENTO

Luego el sacerdote que recibe el consentimiento dice a los esposos:

El Señor confirme con su bondad este consentimiento vuestro

que habéis manifestado ante la Iglesia

y os otorgue su copiosa bendición.

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

Bendigamos al Señor.

Todos: Demos gracias a Dios.

BENDICIÓN Y ENTREGA DE LOS ANILLOS

El sacerdote dice:

El Señor bendiga estos anillos que vais a entregaros uno al otro

en señal de amor y de fidelidad.

El sacerdote puede asperjar los anillos y los entrega a los esposos.

El esposo introduce en el dedo anular de la esposa el anillo, diciendo:

N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

La esposa introduce en el dedo anular del esposo el anillo, diciendo:

N., recibe esta alianza, en señal de mi amor y fidelidad a ti.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


BENDICIÓN Y ENTREGA DE LAS ARRAS

El sacerdote dice:

Bendice Señor, estas arras,

que N. y N. se entregan,

Y derrama sobre ellos la abundancia de tus bienes.

Todos: Amén.

El esposo toma las arras y las entrega a la esposa diciendo:

N., recibe estas arras como prenda de la bendición de Dios

y signo de los bienes que vamos a compartir.

La esposa igualmente las entrega al esposo diciendo:

N., recibe estas arras como prenda de la bendición de Dios

y signo de los bienes que vamos a compartir.

 

A continuación, el sacerdote, extendiendo sus manos sobre los esposos,

los bendice diciendo:

El Señor os llene de la dulzura de su temor

y os fecunde con el germen de la santidad.

Todos: Amén.

Vuestra vida exhale la fragancia y la pureza de las buenas obras

para que vuestro corazón se eleve siempre al cielo.

Todos: Amén.

Conservad con el favor divino

las arras que uno a otro os vais a ofrecer

para que, más estrechamente unidos de corazón por esta prenda,

tengáis una descendencia siempre virtuosa.

Todos: Amén.

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