jueves, 29 de mayo de 2008

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


PRIMERA LECTURA
Dt 7, 6-11

El Señor se enamoró de ustedes y los eligió

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS habló al pueblo diciendo:
    «Tú eres un pueblo santo para el Señor, tu Dios; el Señor, tu Dios, te eligió para que seas, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.
Si el Señor se enamoró de ustedes y los eligió, no fue por ser ustedes más numerosos que los demás, pues son el pueblo más pequeño, sino que, por puro amor a ustedes y por mantener el juramento que había hecho a sus padres, los sacó el Señor de Egipto con mano fuerte y los rescató de la casa de esclavitud, del poder del faraón, rey de Egipto.
Reconoce, pues, que el Señor, tu Dios, es Dios; él es el Dios fiel que mantiene su alianza y su favor con los que lo aman y observan sus preceptos, por mil generaciones.
Pero castiga en su propia persona a quien lo odia, acabando con él. No se hace esperar; a quien lo odia, lo castiga en su propia persona.
Observa, pues, el precepto, los mandatos y decretos que te mando hoy que cumplas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial (102)

R/.   La misericordia del Señor dura siempre, para aquellos que lo temen.

        V/.   Bendice, alma mía, al Señor,
                y todo mi ser a su santo nombre.
                Bendice, alma mía, al Señor,
                y no olvides sus beneficios.   R/.

        V/.   Él perdona todas tus culpas
                y cura todas tus enfermedades;
                el rescata tu vida de la fosa
                y te colma de gracia y de ternura.   R/.

        V/.   El Señor hace justicia
                y defiende a todos los oprimidos;
                enseño sus caminos a Moisés
                y sus hazañas a los hijos de Israel.   R/.

        V/.   El Señor es compasivo y misericordioso,
                lento a la ira y rico en clemencia.
                No nos trata como merecen nuestros pecados
                ni nos paga según nuestras culpas.   R/.

SEGUNDA LECTURA                                          1 Jn 4, 7-16

Dios nos amó

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan.

QUERIDOS hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios Y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros:
en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para ser Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

Palabra de Dios.

Aleluya                                                                          Mt 11, 29ab

R/.   Aleluya, aleluya, aleluya.

V/.   Tomad mi yugo sobre ustedes —dice el Señor—,
        y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.   R/.

EVANGELIO                                                              Mt 11, 25-30

Soy manso y humilde de corazón

✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
    «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

Celebramos una de las fiestas más entrañables y populares de nuestro calendario cristiano: el Sagrado Corazón de Jesús.
Hoy, en este viernes siguiente al Corpus Christi, irrumpe de nuevo y con especial fuerza las entrañas de Jesús: su voluntad, su esencia, su poder, su pensamiento, su sensibilidad. ¡Cuántas cosas! ¡Pero cuántas, reflejan y simbolizan el Corazón de Jesús!
Todo lo que hizo Jesús nos conmueve, nos atrae y es objeto de admiración:
- Sus pies nos recuerdan los caminos emprendidos para encontrarse con el hombre…
- Sus ojos, entre otras cosas, nos seducen cuando nos miran con amor y hasta con persuasión: “sígueme”
- Sus lágrimas nos recuerdan nuestras traiciones, negaciones y deserciones….
- Sus manos, nos traen instantes de bendición y de entrega, montes de cruz y de pasión, lagos y llanuras de pan multiplicado y de fraternidad….
Pero ¿y su corazón? Su corazón es mucho más. Su corazón nos dice muchísimo más. Es la imagen más divina, la más certera y límpida, de lo que Jesús fue y pretendió: amor que se partía, amor que obedecía, amor que se humillaba, amor dado hasta la saciedad.
La festividad del Corazón de Jesús nos lleva inmediatamente al encuentro con Dios. El sístole y el diástole de Jesucristo fue el cumplir la voluntad de Dios y hacerla visible a los hombres. Y, por ello mismo, entrar en el Corazón de Jesús es adentrarse en el Misterio de la Trinidad; es ponerse en las manos de Dios; es saber que, Dios, habita y actúa en Cristo.
El Corazón de Jesús es el corazón de Dios que ama. El Corazón de Jesús es un camino que nos lleva al encuentro con el Padre. El Corazón de Jesús nos empuja a amar con locura a Aquel que tanto El amó: Dios.
¿Seremos capaces de ver el secreto de la vida del Corazón de Cristo? ¿No nos estaremos quedando en el simple concepto de “corazón” cuando, el de Jesús esconde, lleva y nos atrae con una fuerza poderosa y penetrada por el Misterio?
¿Seremos valientes de meternos de lleno en el Corazón de Jesús y saber cómo son sus sentimientos para intentar que los nuestros vayan al mismo compás que los suyos?
Decir “Corazón de Jesús en Ti confío” es saber que, Jesús, nos lleva hacia el Padre. Es comprender que sus miradas, afectos, deseos, pasión y vida, estuvieron totalmente capitalizadas y orientadas desde Dios.
Decir “Corazón de Jesús en Ti confío” es aproximarse a una fuente de la que brota algo, tan esencial como escaso en nuestro mundo y en las personas: amor desbordante. ¿De dónde viene? De Dios ¿Por qué brota? ¡Por amor! ¿Para quién? ¡Para el hombre!
Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El viejo adagio “amor con amor se paga” cobra actualidad en este día. Contribuyamos con amor, el inmenso amor que el Corazón de Cristo nos entrega. Y, a la vez, le pidamos que nuestro latir sea el suyo, que nuestro vivir sea el suyo, que nuestro querer y voluntad sean las suyas. No podemos decir “Corazón de Jesús en Ti confío” y, a continuación, perder la paciencia cuando no hay proporción entre esfuerzo y cosecha o entre oración y respuesta.
En cuántos momentos preguntamos a los niños: Tú, ¿a quién quieres parecerte? Hoy, también a nosotros, pequeños en definitiva también, el Señor nos pregunta: ¿Quieres tener los mismos sentimientos de mi corazón? ¿Quieres amar como yo amo? ¿Quieres tener y descubrir a Dios como yo lo he descubierto y quiero? ¿Quieres obedecer aunque te cueste? ¿Quieres entregarte con ganas o sin ellas? ¿Quieres perdonar aunque te parezca que pierdas? ¿Quieres…quieres…quieres?
Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. ¿Es nuestro corazón de Jesús…..o de otros señores?

¿CÓMO SOY CAPAZ, SEÑOR?
¿De no amarte cuando Tú, tanto me amas?
¿Qué sientes, Corazón de Jesús,
cuando el amor no es amado;
cuando el amor no es correspondido:
cuando el amor es rechazado;
cuando tanto amor divino es ridiculizado?
Corazón de Jesús:
Lleno de aquello que en el mundo no se tropieza
Respuesta ante el interrogante que nunca el hombre se hace
Mano que, en el surco de cada jornada,
se hace necesaria e imprescindible.
¡Dínos, Señor! ¿Qué se siente?
Cuando ofreces y el hombre mira hacia otro lado
Cuando eres Rey, y nosotros nos apresuramos
a cabalgar y escapar en carrozas y cortejos reales
que no van ni llegan a ninguna parte
Cuando abres tu Corazón y, ante el tesoro que él encierra,
preferimos la ceniza o la polilla
a la que quedarán reducidos nuestros capitales
¡Respóndenos, Corazón de Cristo!
¿Qué sientes cuando tanto regalo jamás es abierto?
¿A dónde miras cuando el hombre a Ti no mira?
¿Cómo haces para amar, ante tanta indiferencia?
¿En qué piensas, cuando nuestros pensamientos
son tan superficiales e interesados?
Sí, mi Señor:
¡Cómo he sido capaz!
¡Cómo somos capaces!
De no decirte “gracias” por tantos bienes
De llenarme de el agua de un pequeño estanque,
cuando Tú eres la fuente de un agua viva e inagotable
De haberte ofrecido un amor superficial,
débil, inconstante, vacío, raquítico y frío.
Señor, ahora entiendo todo.
Sé que, ante Ti, jamás triunfará el odio ni la mentira
Se que, nuestras deslealtades y desamores,
Jamás serán más grandes que tu fidelidad y promesas
Se que, tu corazón, sólo sabe hacer eso: amar
Se que, en tu corazón, vibra, se mueve, habita,
brota, emerge, triunfa, se desborda y se regala
el amor de Dios que viene de Ti, lleva a Ti y al Padre.
Amén.
Javier Leoz

miércoles, 28 de mayo de 2008

Domingo IX del Tiempo Ordinario - A-


1 de junio de 2008
Monición de entrada

Hermanos y hermanas: PAZ Y BIEN
Hoy, al comenzar el mes de junio, comenzamos la larga serie de domingos que reciben el nombre de "tiempo ordinario", en este tiempo no celebramos ningún acontecimiento ni ningún aspecto concreto de nuestra fe. Sino que celebramos lo que nos reúne aquí todos los domingos en la Eucaristía: que Jesús resucitado nos convoca, para escuchar su palabra y para participar de su mesa. Domingo tras domingo, escucharemos su evangelio y nos alimentaremos de su cuerpo y su sangre, para ofrecer en el mundo, con nuestra vida, el testimonio de su amor.
Nos ponemos en pie y recibamos la celebrante cantando…
S. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes.

Acto penitencial:
En silencio, oremos y preparémonos para esta celebración.
- Tú, que eres el camino que nos conduce al Padre. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, que eres la verdad que ilumina a la humanidad entera. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, que eres la vida que renueva el mundo. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Monición de las lecturas:
1. En los domingos del tiempo ordinario, vamos siguiendo, página tras página, la lectura de uno de los evangelios. Este año corresponde el de Mateo. Y ahora, esta primera lectura del Antiguo Testamento, nos prepara para el mensaje de Jesús que luego escucharemos. Hoy es una potente invitación a seguir los caminos de Dios, los caminos que nos ha enseñado Jesús.
2. En los domingos del tiempo ordinario, en la segunda lectura, vamos leyendo los fragmentos principales de las cartas apostólicas. Hoy comenzamos la lectura de la carta de san Pablo a los Romanos, que escucharemos durante bastantes domingos, y nos ayudará a reflexionar sobre nuestra fe y sobre la salvación que hemos recibido.

Lectura del libro del Deuteronomio 11,18. 26-28. 32
Moisés habló al pueblo, diciendo:
“Grábense estas palabras mías en el corazón y en el alma, átenlas a sus manos como un signo, pónganlas de señal en su frente. Miren: Hoy les pongo delante bendición y maldición; la bendición, si obedecen mandamientos del Señor, su Dios, que yo les mando hoy; la maldición, si desobedecen los mandamientos del Señor, su Dios, y se desvían del camino que hoy les marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habían conocido. Así pues, pongan por obra todos los mandatos y decretos que yo les promulgo hoy.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor

Salmo 30
R.- SÉ LA ROCA DE MI REFUGIO, SEÑOR.

A ti, Señor, me acojo; no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo, inclina tu oído hacia mí; ven aprisa a librarme. R.
Sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte; por tu nombre dirígeme y guíame. R.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo, sálvame por tu misericordia.
Sean fuertes y valientes de corazón, los que esperan en el Señor. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 3, 21-25a. 28
Hermanos:
Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre. Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
--No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca los he conocido. Aléjense de mí, malvados. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús

DOMINGO DE LA COHERENCIA
Podríamos llamar a este domingo, "domingo de la coherencia": el cristiano ha de practicar lo que cree. La fe sin obras está muerta (Sant 1,19-25; 2,14-26). Para ser cristianos es necesario hacer una profesión de Fe: confesar que Jesús es Señor. Pero el mismo Jesús nos advierte que no es suficiente para entrar en el Reino de los Cielos, que es necesario, además, hacer la voluntad del Padre del cielo. EI que "dice" y "hace", el que cree en Jesucristo y ajusta su vida a la fe que profesa; el que escucha la palabra de Dios y la pone en práctica, construye su vida y su eternidad conforme al plan de Dios, recibirá la promesa del Señor: Felices los que escuchan la palabra de Dios y la practican (Lc 11,27-28).
Jesús nos dice que es necesario poner en práctica sus palabras. En efecto, una distorsión frecuente en nosotros es la "ilusión de los discursos": pensar -con una ingenuidad no inocente- que porque hablamos mucho estamos haciendo mucho. Podemos hablar mucho de la fe, de la caridad, del diálogo, de la generosidad, de la justicia ... ¡Y quedarnos allí, en el "discurso", en el comentario!
Ciertamente no está mal hablar de todo eso; estudiarlo y hacer programas. Pero lo verdaderamente importante, lo que mejorará nuestra vida y la vida de los demás, es practicarlo: vivir, lo mejor posible, la fe, la caridad, el diálogo, la generosidad. ¡Cuántos cristianos han reducido su relación con Dios a "meras palabras"!.
Todo parte de la fe. Sin fe no hay esperanza ni caridad. La fe es el "motor" de la vida espiritual. Pero, ¿de qué fe se trata? Ciertamente no "de puras palabras". La fe auténtica conduce a la acción, a poner en práctica las palabras de Jesús, más aún, al encuentro con él, a la intimidad con él, a la decisión de "hacer algo" por él, trabajando por un mundo más humano y más cristiano. Seria un error contraponer la Fe a la acción: ellas son las dos alas de la virtud con que volamos hacia Dios.

Oración universal:
Presentemos al Padre nuestras plegarias, con una mirada muy amplia hacia el mundo entero. Respondamos diciendo:
R. ESCÚCHANOS, PADRE
1. Para que la Iglesia sea siempre, en medio del mundo, semilla de fraternidad y de esperanza. Roguemos al Señor. R.
2. Para que crezcan entre nosotros las vocaciones a la vida sacerdotal, diaconal y religiosa. Roguemos al Señor. R.
3. Para que nuestros gobernantes, y los gobernantes de todo el mundo, tengan como primera preocupación el bienestar de los pobres y necesitados. Roguemos al Señor. R.
4. Para que los enfermos se sientan acompañados en su dolor. Roguemos al Señor. R.
5. Para que todos nosotros experimentemos, cada día más, el gusto de la oración y de la relación personal con Dios. Roguemos al Señor. R.
S. Escucha, Padre, nuestra oración, haz que nuestra vida se sostenga sobre la roca firme del evangelio, y derrama tu amor sobre los hombres y mujeres del mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lecturas de la semana
Lunes 02 2P 1,1-7; Sal 90; Mc 12,1-12
Martes 03 2P 3,12-15a. 17-18; Sal 89; Mc12,13-17
Miércoles 04 2Tm 1,1-3.6-12; Sal 122; Mc 12,18-27
Jueves 05 2Tm 2, 8-15; Sal 24; Mc 12, 28b -34
Viernes 06 2Tm 3, 10-17; Sal 118; Mc 12, 35-37
Sábado 07 2Tm 4,1-8; Sal 70; Mc 12,38-44

miércoles, 21 de mayo de 2008

Cuerpo y Sangre de Cristo - A-


LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 8, 2-3. 14b-16a

Moisés habló al pueblo y dijo: Recuerda el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto; para afligirte, para ponerte a prueba y conocer tus intenciones: si guardas sus mandamientos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para enseñarte que no sólo vive el hombre de pan, sino de todo cuanto sale de la boca de Dios. No te olvides del Señor, tu Dios, que te sacó de Egipto, de la esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes venenosas y alacranes, que en un lugar de sed, sin agua, hizo brotar para ti agua de la roca más dura; que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor.


SALMO 147

R.- GLORIFICA AL SEÑOR, JERUSALÉN.


Glorifica al Señor, Jerusalén; alaba a tu Dios, Sión: que ha reforzado los cerrojos de tus puertas, y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.-
Ha puesto paz en tus fronteras, te sacia con flor de harina. Él envía su mensaje a la tierra, y su palabra corre veloz. R.-
Anuncia su palabra a Jacob, sus decretos y mandatos a Israel; con ninguna nación obró así, ni les dio a conocer sus mandatos. R.-

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 10, 16-17
Hermanos:
El cáliz de bendición, que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”. Los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”
Entonces Jesús les dijo: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no es como el maná que comieron sus padres y murieron; el que come de este pan vivirá para siempre.
Palabra de Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

El alimento de la caridad

En el evangelio de hoy, Jesús se presenta como nuestro alimento y nos promete la plenitud de vida. La participación en el sacramento de la eucaristía lleva esta promesa inigualable: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. El que coma de este pan vivirá eternamente”.
No se trata de una consideración “piadosa”, sino de una realidad espiritual. Hay, en la comunión del manjar eucarístico una diferencia esencial con los otros alimentos. Y es que al comer, convertimos en sustancia propia lo que comemos. Pero, al comulgar el cuerpo y la sangre de Jesús, ocurre al revés: ¡nosotros nos convertimos en él! Y podemos exclamar con san Pablo: "Ya no vivo yo: es Cristo quien vive en mí”. No basta creer, hay que comer el pan de vida; no basta comer el pan eucarístico de "cualquier manera", hay que unirse conscientemente a Cristo, vivo y operante en la comunión.
Puesto que la comunión nos une de esa manera tan íntima a Cristo, exige la comunión fraterna con todos los hombres. No se puede comulgar a Jesús y "no soportar" a los hermanos. Al comulgar hay que buscar conscientemente no sólo la íntima unión con Jesús, sino también la común-unión con los hermanos. La Iglesia, en preparación a la comunión, nos hace rezar el Padrenuestro, para que "pidamos perdón como también nosotros perdonamos”, y para que pidamos el pan nuestro, el pan para todos. La comunión exige reconciliación y caridad. Los que comemos el cuerpo y la sangre de Jesús hemos de contribuir eficazmente a que los hambrientos de toda clase satisfagan su hambre de pan, de cultura, de compañía, de justicia, de amor, de comprensión, de derechos humanos.
La caridad es la necesaria exigencia de la espiritualidad eucarística. Revisemos de una manera especial en esta fiesta, cómo vivimos nuestra caridad, cuál es el grado de nuestra generosidad, de nuestro interés "efectivo" por aliviar las necesidades del prójimo. Si a la eucaristía le falta la caridad, queda corta.

Adoración Eucarística


1. MONICIÓN
Hoy, en el triduo de preparación para la fiesta del Corpus Christi, celebraremos la Eucaristia, donde participamos plenamente del don que Cristo Jesús nos hace de sí mismo. El ha querido ser nuestro alimento para el camino.
Pero ahora vamos a dedicar nuestra oración a meditar en ese don de Cristo y alabarle por lo que la Eucaristía significa en nuestras vidas. Dispongámonos con fe y alegría a escuchar la Palabra de Dios y a cantarle nuestras alabanzas.

2. HIMNO: EL SEÑOR NOS DA SU AMOR
El Señor nos da su amor como nadie nos lo dio. El nos guía como estrella en la inmensa oscuridad. Al partir juntos el pan, él nos llena de su amor Pan de Dios, el pan comamos de amistad. ES MI CUERPO, TOMAD Y COMED ES MI SANGRE, TOMAD Y BEBED PORQUE YO SOY VIDA, YO SOY AMOR OH SEÑOR, NOS REUNIREMOS EN TU AMOR. El Señor nos da su amor como nadie nos lo dio. Como todos sus amigos trabajaba en Nazaret, carpintero se alegró, trabajando en su taller: con sus manos Cristo obrero trabajó.

3. ORACION INICIAL
Señor Jesús que en la Ultima Cena perpetuaste para toda tu Iglesia el sacramento que le da vida, unidad y mandaste a tus apóstoles celebrar el memorial para continuar tu redención al mundo; te pedimos concedas a tu iglesia; una renovación en nuestra fe, la profundización de estos misterios, y las fuerzas apostólicas de los primeros cristianos para la evangelización de nuestra Arquidiócesis. María madre Eucarística acompáñanos en nuestro caminar. AMEN.

Salmo
Monición: Si Dios salvó a Israel de la esclavitud, como canta este salmo 80 que ahora rezaremos, nosotros tenemos mas motivos de alegría, porque Cristo Jesús no sólo quiso morir en la cruz para salvarnos, sino que en la Eucaristía nos comunica su salvación y su misma vida. Aclamemos, pues, con fuerza al Señor, porque El «nos alimentó con flor de harina, nos sació con miel silvestre»: porque en la Eucaristía nos da el alimento de la vida eterna.

Salmo 80: R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza
Aclamad a Dios, nuestra fuerza; dad vítores al Dios de Jacob: R.
acompañad, tocad los panderos, las cítaras templadas y las arpas; tocad la trompeta por la luna nueva, por la luna llena, que es nuestra fiesta. R.
Porque es una ley de Israel, un precepto del Dios de Jacob, una norma establecida para José al salir de la tierra de Egipto. R.
Oigo un lenguaje desconocido: «Retiré sus hombros de la carga, y sus manos dejaron la espuerta. R.
Clamaste en la aflicción, y te libré, te respondí oculto entre los truenos, te puse a prueba junto a la fuente de Meribá. R.
Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti; ¡ojalá me escuchases, Israel!R.
No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto; abre la boca que te la llene». R.
Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos. R.
¡Ojalá me escuchase mi pueblo y caminase Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios; R.
los que aborrecen al Señor te adularían, y su suerte quedaría fijada; te alimentaría con flor de harina, te saciaría con miel silvestre. R.

Oración sálmica:
Nuestros mejores cantos para ti, Señor, porque nos has mostrado continuamente tu misericordia, liberándonos de la esclavitud y retirando de nuestros hombros la carga. Y a pesar de que tantas veces hemos adorado a ídolos falsos, tú nos ofreces siempre de nuevo tu alianza. Sigue siendo, Señor, nuestro Dios y Salvador, para que, venciendo con tu ayuda las tentaciones del camino, podamos llegar a gozar eternamente contigo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Primera Carta de San Pablo a los Corintios 11,17-34

Y ya que les hago esta advertencia, no puedo felicitarlos por sus reuniones, que en lugar de beneficiarlos, los perjudican. Ante todo, porque he oído decir que cuando celebran sus asambleas, hay divisiones entre ustedes, y en parte lo creo. Sin embargo, es preciso que se formen partidos entre ustedes, para que se pongan de manifiesto los que tienen verdadera virtud.
Cuando se reúnen, lo que menos hacen es comer la Cena del Señor, porque apenas se sientan a la mesa, cada uno se apresura a comer su propia comida, y mientras uno pasa hambre, el otro se pone ebrio. ¿Acaso no tienen sus casas para comer y beber? ¿O tan poco aprecio tienen a la Iglesia de Dios, que quieren hacer pasar vergüenza a los que no tienen nada? ¿Qué les diré? ¿Los voy a alabar? En esto, no puedo alabarlos.
Lo que yo recibí del Señor, y a mi vez les he transmitido, es lo siguiente: El Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó el pan, dio gracias, lo partió y dijo: «Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía». De la misma manera, después de cenar, tomó la copa, diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza que se sella con mi Sangre. Siempre que la beban, háganlo en memoria mía».
Y así, siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que él vuelva. Por eso, el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente tendrá que dar cuenta del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Que cada uno se examine a sí mismo antes de comer este pan y beber esta copa; porque si come y bebe sin discernir el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación. Por eso, entre ustedes hay muchos enfermos y débiles, y son muchos los que han muerto.
Si nos examináramos a nosotros mismos, no seríamos condenados.
Pero el Señor nos juzga y nos corrige para que no seamos condenados con el mundo.
Así, hermanos, cuando se reúnan para participar de la Cena, espérense unos a otros. Y si alguien tiene hambre, que coma en su casa, para que sus asambleas no sean motivo de condenación. Lo demás lo arreglaré cuando vaya.

Meditación
Dijo el Señor: «Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».
Ha venido Cristo a la tierra para dar. Para darlo todo. Para no conformarse con habernos redimido, dando hasta la última gota de su Sangre, sino que ya, antes de hacer esto, pensó en quedarse para siempre entre nosotros.
Una locura de amor, la de su permanencia en la Eucaristía, que presenciamos casi siempre indiferentes, o quizá impresionados, pero quizás nunca con esa verdadera consciencia de que Cristo se nos da, se nos queda. Se nos entrega de una manera real, efectiva, concreta, personalísima. ¿A quien se da Cristo en la Eucaristía? A ti, a mí, a todos. A los que vamos a recibirle, y a los que no van. A los que quizá durante el día lo visitamos y a los que pasan por los templos sin acordarse de que Cristo está en el Sagrario. Cristo se queda para todos, y a la merced de todos. En los Sagrarios muy limpios, muy atendidos, muy cuidados y también, en los de esos otros lugares en que sólo se abre el Sagrario el I domingo, o cada mes, o después de más tiempo; en nuestras regiones y en el mundo entero. En ambientes de paz y de lucha. Entre corazones que lo desean tener y entre quienes no lo desean ni lo aprecian. En templos donde tiene el lugar preferente y donde parece arrinconado.
Corazón grande el de Cristo ... Paciencia inmensa la de Cristo ... Amor sin medida el de Cristo ...
Ante su Corazón grande no podemos permitir que nuestro corazón se nos achique. No podemos conformarnos con amar sólo nosotros. Hay que agrandar el corazón. Hacerlo universal plantearnos la realidad eucarística en el mundo entero, y al mundo entero llegar con nuestra oración, con nuestro sacrificio, con nuestro apostolado: llevando con nuestras palabras y nuestras obras el amor a la Eucaristía. El amor de hijos de Dios y el amor de conocimiento teológico de lo que es la Eucaristía y en que fundamentos se debe apoyar nuestra veneración y adoración.
***
Ante la paciencia de Cristo callado en tantos Sagrarios no cabe que nuestra labor sea ligera, superficial, sino que es preciso que sea consciente. Persona a persona. Paso a paso. Sin criticar frialdades, sino supliendo con mayor amor. Sin criticar faltas de delicadeza. sino teniendo delicadezas en todo instante. Sin atacar a las personas, pero luchando para que el amor a Cristo sacramentado crezca y se desarrolle a nuestro lado. Hay que hacer una campaña de compañía a los Sagrarios abandonados.
Ante el inmenso amor de Cristo, el amor nuestro no puede darse a gotas. Se tiene que dar entero. Hemos de ser antes que apóstoles de la Eucaristía, entusiastas de Cristo Sacramentado.
Las comuniones espirituales, las jaculatorias, los actos de desagravio tienen que ser para nosotros como la respiración del alma. Y al tener a Dios, al recibirlo, hemos de procurar no dejarlo sólo en el alma y ... dejarlo actuar en nosotros y por medio de nosotros. Dos cosas difíciles pero posibles si nos proponemos amar con obras, amar de verdad y amar mucho.

Oración litánica al Señor eucarístico
Por medio de Jesucristo presente ante nosotros en su altar y hecho pan y alimento de nuestras almas, presentemos al Padre nuestra oración.
"Tu eres, Señor, el Pan de Vida"

* Cristo Jesús, que en tu última cena nos dejaste como sacramento tu Cuerpo y tu Sangre para la vida del mundo reunidos hoy en oración en torno a ti, te invocamos: R/.

* Cristo Jesús, que nos mandaste celebrar la Eucaristía como memorial de tu muerte salvadora: has que los que la celebremos participemos siempre con fe y amor de los frutos de tu Pascua: R/.

* Cristo Jesús, único y Sumo Sacerdote ... que encomendaste a tus sacerdotes celebrar tus santos misterios: ayúdales a manifestar siempre en su vida lo que celebran en el sacramento: R/.

* Cristo Jesús, que nos reúnes en un solo cuerpo, el cuerpo de la Iglesia a cuantos nos alimentamos de un mismo pan, que eres tú: aumenta en nuestra comunidad la concordia y la paz: R/.

* Cristo Jesús, que te has querido dar para nosotros como alimento para nuestro camino y como medicina de inmortalidad: danos fuerza para luchar contra el mal y a no desfallecer en nuestro testimonio de vida cristiana: R/.

* Cristo Jesús, que nos has dicho: " Donde dos o más estén reunidos en mi nombre", hoy que estamos en tu presencia concédenos la gracia de profundizar en el misterio de tu Cuerpo y Sangre y renovados en nuestra fe salgamos a proclamarte ante todos los hombres/. R/.

* Cristo Jesús, que dijiste: "Quien me como tendrá vida eterna, yo le resucitaré en el último día": haz partícipes de tu vida y de tu gloria a nuestros hermanos difuntos: R/.

Oración conclusiva
Señor Jesucristo que, en este sacramento admirable, nos dejaste el memorial de tu Pasión. Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Bendición +

Alabanzas.

- Bendito sea Dios
- Bendito sea su santo Nombre
- Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
- Bendito sea el nombre de Jesús
- Bendito sea su sacratísimo corazón.
- Bendita sea su preciosísima sangre.
- Bendito sea Jesús en el Santísimo sacramento del altar.
- Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito
- Bendita sea la excelsa Madre de Dios María Santísima
- Bendita sea su Santa e Inmaculada concepción.
- Bendita sea su gloriosa asunción
- Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre
- Bendito sea San José su castísimo esposo
- Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos. Amén.

Canción final: Tú reinarás
Tú reinarás, este es el grito
que ardiente exhala nuestra fe.
Tú reinarás, ¡oh Rey bendito!
pues Tú dijiste: ¡Reinaré!
Reine Jesús por siempre,
reine su corazón,
*en nuestra patria, en nuestro suelo,
que es de María la nación. (bis)
Tú reinarás, toda la vida,
trabajaremos con gran fe,
en realizar y ver cumplida

Santísima Trinidad - A -


LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 34, 4b-6. 8-9
En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en sus manos las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés invocó el nombre del Señor. El Señor pasó delante de él, proclamando: “Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.”
Moisés, al momento, se inclinó a tierra y se postró. Y le dijo: “Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo testarudo; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como tu herencia”.
                                                                              Palabra de Dios. 


SALMO RESPONSORIAL (Dn 3, 52. 53. 54. 55. 56)


R.- A TI GLORIA Y ALABANZA POR LOS SIGLOS.


Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,

bendito tu nombre santo y glorioso. R.-

Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.-

Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.-
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.-

LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 13, 11-13

Hermanos:
Estén alegres, busquen la perfección, anímense; tengan un mismo sentir y vivan en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con ustedes. Salúdense mutuamente con el beso santo. Les saludan todos los hermanos en la fe. La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo permanezca siempre con ustedes.
                                                                             Palabra de Dios. 

Aleluya   Ap 1,8
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 3, 16-18
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. El que cree en él no será condenado; por el contrario, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
                                                                         Palabra del Señor. 

Diálogo de Jesús con Nicodemo

Aparece únicamente en el Evangelio de Juan. Nicodemo es una de las autoridades religiosas que estableció amistad con Jesús. El evangelista lo presenta como "fariseo", es decir, pertenecía al grupo judío que buscaba la perfección personal en la estricta observancia de la Ley mosaica. A la vez dice que era "jefe judío", osea que pertenecía al Sanedrín. El Sanedrín era el concejo supremo que impartía justicia. En tiempo de Jesús era un poder religioso y político, social y económico. Estaba compuesto por 71 miembros, que debían tener un conocimiento profundo de las Escrituras para dar sus sentencias. Nicodemo es, por lo tanto, estudioso, observante, maestro de la Ley y autoridad.
Acude a Jesús de noche, esta expresión puede ser física o interior.
Este diálogo tiene un fuerte sabor esotérico o misterioso. Basta fijarse en los temas teológicos y símbolos empleados: el agua, el Espíritu y la carne, el nacer de nuevo, la luz y las tinieblas, la serpiente de bronce, el viento, la verdad , el juicio, la vida.
Existen el el diálogo monólogo tres fases:
1. Nicodemo reconoce la autoridad de Jesús basada en las obras que hace.
2. Jesús pone de relieve que es necesario nacer de nuevo.
3. La iniciativa procede de Dios.

Tanto amó Dios al mundo ...
He aquí el centro y eje de la fe cristiana, de la Buena Noticia, con frecuencia olvidamos que el amor de Dios es universal. El propósito de su amor es que el mundo tenga vida auténtica y que cada uno de nosotros también la tengamos.
No basta sólo sobrevivir, se trata de experimentar nuestra fe como fuente de vida auténtica. Dios es un Dios cercano a cada persona, nos ama sin condiciones, anima y sostiene nuestra vida, y nos llama a una vida plena y más libre.
"La prueba del amor de Dios al mundo es que dio a su Hijo único para que tenga vida". Sólo cuándo uno intuye desde la fe que Dios es amor, crece la confianza en Él.

Dios no es triste ni aburrido

Hace ya bastantes siglos los teólogos cristianos intuyeron a Dios como "danza gozosa de amor". En las personas divinas la vida circula entre ellas, en abrazo de amor que les entrelaza.
Por eso, la vida del ser humano no tiene sentido sin amor. Vivir significa dar, acoger y compartir vida. Vivir en último término, es entrar en esa danza misteriosa de Dios y dejar circular su vida en nosotros. Siempre que vivimos sin que se pueda percibir en nuestra vida el sabor y la alegría y Dios, estamos destruyendo en nosotros su imagen trinitaria.

El secreto de Dios

Dios se acerca al hombre a través de una experiencia interior. Lo importante no es discurrir sino saborear. Sucede algo así como con el vino. Puede uno haber investigado todo lo que se ha dicho sobre el vino, lo que han dicho los científicos, los enólogos y viticultores, pero sino lo han probado, ¿qué sabe de él al lado de aquel que lo bebe y saborea diariamente?
Para una experiencia con Dios es necesario la amistad o amor verdadero con Él. El Evangelio de hoy nos recuerda que todo amor verdadero, por humilde que sea, tiene en su interior "sabor de Dios".

Es un Resumen sacado del libro de:
Florentino Ulibarri.  Conocer, gustar y vivir la Palabra. Ed Verbo Divino. Estela, España. 2001

Lecturas de la Semana

Lunes 2 Corintios 1,1-7 Salmo 33 Mateo 5,1-12 
Martes 2 Corintios 1,18-22 Salmo 118 Mateo 5,13-16 
Miércoles 2 Corintios 3,4-11 Salmo 98 Mateo 5,17-19 
Jueves 2 Corintios 3,15-4,1.3-6 Salmo 84 Mateo 5,20-26 
Viernes 2 Corintios 4,7-15 Salmo 115 Mateo 5,27-32 
Sábado 2 Corintios 5,14-21 Salmo 102 Mateo 5,33-37 

La Ascensión - A -

LA ASCENCIÓN DE JESÚS ES NUESTRO TRIUNFO
El relato de la Ascensión del Señor es una forma literaria que usa san Lucas acomodándose a la mentalidad de su época. Siempre el hombre ubicó en lo más alto, en el cielo, la morada de Dios. En consecuencia, cuando Lucas quiere describir la glorificación de Jesús, utiliza esa imagen. Jesús, concluida su misión en este mundo, fue "elevado" como Señor a la gloria del Padre. Esta glorificación la esperamos también nosotros.
El lenguaje humano es siempre pobre, insuficiente para expresar las realidades sobrenaturales. Hay que distinguir el cielo de los astronautas del cielo de la fe. El cielo de la fe no es un lugar más allá de las nubes y de las estrellas. "Cielo", para la religión, es sinónimo de "felicidad". Y la felicidad es Dios, y llegar al cielo no es el término de un viaje por los espacios siderales, sino llegar a Dios y participar de su plenitud y de su vida; es estar con Dios y en Dios.
Somos peregrinos de eternidad, en marcha hacia la casa del Padre (Jn 13, 2) donde "sube" hoy el Hijo para prepararnos una "habitación". La muerte "desmorona" esta tienda donde hoy vivimos y nos lleva a la mansión eterna. Allí, en la casa del Padre, la gran familia de los hijos de Dios, viviremos una eterna y feliz comunión de amor. Todo será renovado y transformado: la fe se convertirá en visión, la esperanza en posesión, la tristeza en alegría, el camino en término, la lucha en corona, la fatiga en descanso, lo mortal en inmortal, el tiempo en eternidad. '
Ver a Dios y estar con el para siempre es el objeto de nuestra esperanza que brilla en Cristo Jesús, y lo recuerda la fiesta de hoy. La glorificación de Jesús es una invitación indeclinable a sentir y expresar el gozo de vivir. Porque el cielo comienza aquí en la tierra. El cristiano está llamado a la Vida en plenitud a través de Cristo. A pesar de las contrariedades cotidianas optamos esperanzados por la alegría y el optimismo, trabajando por un mundo mejor. Y nos sentimos reconfortados porque la ascensión o glorificación de Jesucristo es ya nuestro propio triunfo.

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES1, 1-11
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó:
-- No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.
Ellos lo rodearon preguntándole:
-- Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?
Jesús contestó:
-- No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndole irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
-- Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor

Salmo 46
R.- DIOS ASCIENDE ENTRE ACLAMACIONES; EL SEÑOR, AL SON DE TROMPETAS

Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo; porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra. R.-
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas; tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad. R.-
Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría. Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado. R.-

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 17-23
Hermanos:
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.
Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 28, 16-20
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo:
-- Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús

Lecturas de la semana
Lunes 05: Hch 19, 1-8; Sal 67; Jn 16, 29-33
Martes 06: Hch 20, 17-27; Sal 67; Jn 17,1-11a
Miércoles 07: Hch 20, 28-38; Sal 67; Jn 17,11b-19.
Jueves 08: Hch 22,30;23,6-11; Sal 15; Jn 17, 20-26
Viernes 09: Hch 25, 13-21; Sal 102; Jn 21, 15-19
Sábado 10: Hch 28, 16-20.30-31; Sal 10; Jn 21, 20-25.

Domingo VI de Pascua - A-

EL PADRE LES DARÁ OTRO PARÁCLITO
Jesús se despide de sus amigos con un largo discurso (Jn 14-17). Promete no dejarlos huérfanos, desvalidos, sin apoyo. Él rogará al Padre para que envíe o "acompañante". La función del Espíritu Santo, el Paráclito, será la de una permanente asistencia en las diversas circunstancias y necesidades que tienen los cristianos y la comunidad. Lo atestigua la historia de la Iglesia que va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, en frase de san Agustín. Cada uno de nosotros también peregrina en la vida en medio de pruebas y conflictos personales; dudas, desalientos y acechanzas. Cristo no nos ha dejado huérfanos.

Algunas versiones de la Biblia traducen la palabra "Paráclito" por "Abogado". La palabra latina advocatus (abogado) quiere decir "llamado a mi lado". Atendiendo a la función del abogado, otras traducciones usan la palabra "Defensor". Como el mejor de los "abogados", el Espíritu nos defiende de la tristeza y el desaliento y nos hace capaces de sonreír, incluso cuando todo parece perdido y el horizonte está cubierto de nubarrones. Él viene a nosotros para llenarnos del gozo interior que es fácil perder frente a tantas cosas negativas que encontramos a diario, dentro y fuera de nosotros, en la sociedad y también fuera y dentro de la Iglesia.

El Espíritu Santo viene a nosotros para darnos la luz de la auténtica fe cristiana, siempre expuesta a debilitarse. Nos defiende del riesgo de confundir la fe con una religiosidad puramente sentimental o poco operante. Él viene a nosotros para encender en nuestro corazón el fuego de un amor que siempre busca nuevas formas de ayudar al prójimo. El Espíritu nos defiende de cualquier forma de odio, de rencor, de intolerancia y del egoísmo siempre latente en el corazón humano. Él viene a nosotros para "confirmar" nuestro Bautismo, renovándolo a lo largo del tiempo y haciéndonos testigos fieles e insobornables de la PASCUA del SEÑOR, aun a costa de nuestra comodidad y de lo que tengamos que sufrir.

El Señor no nos deja huérfanos. Pero nosotros, por descuido, podemos vivir como si fuéramos. Recordemos la promesa de Jesús: "No los dejaré huérfanos", y animados por el Espíritu Santo, sintámonos hijos del Padre Dios y hermanos los unos con los otros.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 8,5-8.14-17

En aquellos días, Felipe bajó a la ciudad de Samaria y predicaba allí a Cristo. La gente escuchaba con aprobación lo que decía Felipe, porque habían oído hablar de los signos que hacía, y los estaban viendo: de muchos poseídos salían los espíritus inmundos lanzando gritos, y muchos paralíticos y lisiados se curaban. La ciudad se llenó de alegría. Cuando los apóstoles, que estaban en Jerusalén, se enteraron de que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron a Pedro y a Juan; ellos bajaron hasta allí y oraron por los fieles, para que recibieran el Espíritu Santo; aún no había bajado sobre ninguno, estaban sólo bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 65
R.- ACLAMA AL SEÑOR, TIERRA ENTERA.

Aclama al Señor, tierra entera; toquen en honor de su nombre; canten himnos a su gloria; Digan a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!» R.-
Que se postre ante ti la tierra entera, que toquen en tu honor, que toquen para tu nombre. Vengan a ver las obras de Dios, sus temibles proezas en favor de los hombres. R.-
Transformó el mar en tierra firme, a pie atravesaron el río. Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente. R.-
Fieles de Dios, vengan a escuchar, les contaré lo que ha hecho conmigo. Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica ni me retiró su favor. R.-

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 3, 15-18
Queridos hermanos: Glorifiquen en sus corazones a Cristo Señor y estén siempre prontos para dar razón de su esperanza a todo el que les pida explicaciones; pero con mansedumbre y respeto, con buena conciencia, para que queden confundidos los que los calumnian y denigran su buena conducta en Cristo; que mejor es padecer haciendo el bien, si tal es la voluntad de Dios, que padecer haciendo el mal. Porque también Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 15-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos. Yo le pediré al Padre que les dé otro defensor, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; ustedes, en cambio, lo conocen, porque vive con ustedes y está con ustedes. No les dejaré huérfanos, volveré. Dentro de poco el mundo no me verá, pero ustedes me verán y vivirán, porque yo sigo viviendo. Entonces sabrán que yo estoy con mi Padre, y ustedes conmigo y yo con ustedes. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Lecturas de la semana
Lunes 28: Sto. Toribio de Mogrovejo, Obispo. Solemnidad.
Is 6, 1-8; Sal 116; 1Co 4,1-5; Mt 28,16-20
Martes 29. Hch 16, 22-34; Sal 137; Jn 16, 5-11
Miércoles 30. Hch 17,15-22-18,1; Sal 148; Jn 16,12-15.
Jueves 01 Hch 18, 1-8; Sal 97; Jn 16, 16-20
Viernes 02 Hch 18,918; Sal 46; Jn 16, 20-23ª
Sábado 03 La Veneración de la Santa Cruz. Fiesta.
Ga 6,14-18; Sal 117; Jn 12,31-36a

Domingo V de Pascua - A-

Tomás es el discípulo famoso por aquel "si no veo, no creo". Hoy reacciona ante el discurso de Jesús plateando otra dificultad: "Señor, no sabemos adónde vas. Cómo vamos a conocer el camino?". Jesús aprovecha el momento para acuñar una nueva definición de su persona: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida"; y para que no queden dudas, agrega: "Nadie va al Padre sino por mi". Este episodio sucedió durante la Última Cena. Jesús se explaya aún más y afirma: "Si ustedes me conocen, conocerán también a mi Padre". Felipe, otra vez impetuoso, reacciona: "Muéstranos al Padre, y eso nos basta". Jesús aprovecha la ocasión para revelar una verdad única y específica de la fe cristiana: "Felipe, el que me ha visto, ha visto al Padre".

Dios responde al mayor y más fundamental interrogante del hombre presentándonos su rostro humano en la persona de Jesús. En Jesús se revela quien es Dios, cómo piensa y actúa, cómo ama y perdona, y cuál es su proyecto para este mundo. Contemplando a Jesús y siguiéndolo, estamos en camino hacia nuestra plena realización en esta vida y en la otra. Jesús con cada una de sus acciones nos muestra cómo es Dios: No es sólo distancia infinita, sino también cercanía infinita.

Nuestra fe se basa en Jesucristo a quien vemos con los ojos de Fe. Creemos en su palabra: "El que me ha visto ha visto al Padre". Cristo manifiesta un Dios bondadoso, humilde, "humano”. El cristiano no cree en “cualquier” Dios, cree en el Dios revelado por Jesús. En el evangelio vemos que Cristo, como Dios, concede sus preferencias a los pequeños, muestra compasión por los que sufren, entrega un perdón amplio a los pecadores, atiende a los marginados, ejerce su misericordia con todo tipo de miseria humana, se mantiene al margen de los poderosos.

¡Qué alma no está sedienta de amor, de vida, de felicidad? Para satisfacer esa sed, Dios se ha hecho "uno de nosotros” en la persona de Cristo. Por medio de él nos acompaña, ilumina y sostiene. De aquí nace la fuerza del cristiano. Unidos a Cristo tenemos la seguridad de que con él, por él y en él, llegaremos felizmente a la casa del Padre. El es el Camino, porque nos conduce al Padre. El es la Verdad porque nos muestra el verdadero rostro de Dios. El es la Vida porque nos comunica la misma vida divina recibida del Padre.

LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 6, 1-7
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: “No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escojan a siete de ustedes, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra”. La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquía. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 32
R.- QUE TU MISERICORDIA, SEÑOR, VENGA SOBRE NOSOTROS, COMO LO ESPERAMOS DE TI

Aclamen, justos, al Señor, que merece la alabanza de los buenos; den gracias al Señor con la cítara, toquen en Tu honor el arpa de diez cuerdas. R.
Que la palabra del Señor es sincera, y todas sus acciones son leales; él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. R. -
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre. R.-

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 2, 4-9
Queridos hermanos: Acercándose al Señor, la piedra viva desechada por los hombres, pero escogida y preciosa ante Dios, también ustedes, como piedras vivas, entran en la construcción del templo del Espíritu, formando un sacerdocio sagrado, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por Jesucristo. Dice la Escritura: «Yo coloco en Sión una piedra angular, escogida y preciosa; el que crea en ella no quedará defraudado.»
Para ustedes, los creyentes, es de gran precio, pero para los incrédulos es la «piedra que desecharon los constructores: ésta se ha convertido en piedra angular», en piedra de tropezar y en roca de estrellarse. Y ellos tropiezan al no creer en la palabra: ése es su destino. Ustedes son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada, un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del que les llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 1-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Que no tiemble su corazón; crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no, no les habría dicho, y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y les prepare sitio, volveré y les llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estén también ustedes. Y adonde yo voy, ya saben el camino.
Tomás le dice: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino? Jesús le responde: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre. Ahora ya lo conocen y lo han visto.
Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con ustedes, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo les digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, crean a las obras. Les aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre.
Palabra de Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Lecturas de la Semana
Lunes 21: Hch 14,5-18; Sal 113b; Jn 14,21-26.
Martes 22: Hch 14,19-28; Sal 144; Jn 14,27-31a.
Miércoles 23. Hch 15,1-6; Sal 121; Jn 15,1-8.
Jueves 24. Hch 15,7-21; Sal 95; Jn 15,9-11.
Viernes 25. SAN MARCOS, evangelista.1P 5,5b-14; Sal 88; Mc 16,15-20.
Sábado 26: Hch 16, 1-10; Sal 99; Jn 15, 18-21

Domingo IV de Pascua - A-

DOMINGO 4 DE PASCUA - A -
13 de abril de 2008

Monición de entrada.
Todo el tiempo de Pascua es una mirada agradecida y gozosa hacia Jesús. El va delante de nosotros, el nos abre el camino hacia la vida, el es el pastor que nos conoce a cada uno por nuestro nombre y nos llama y nos lleva con él. El, con su entrega hasta la muerte, nos ha enseñado a vivir.

S. Jesús, el Señor resucitado, el pastor que da la vida por sus ovejas, esté con todos ustedes.

Aspersión:
Con la alegría de ser seguidores de Jesús, recordemos ahora nuestro bautismo. Somos hijos e hijas de Dios, somos hermanos de Jesús, llevamos en nosotros su mismo Espíritu.

Después de la aspersión
Que Dios todopoderoso nos purifique del pecado y, por la celebración de esta Eucaristía, nos haga dignos de participar del banquete de su Reino. Amen.

Lecturas
1. Como el domingo pasado, volvemos a escuchar hoy el anuncio del apóstol Pedro invitándonos a creer en Jesús. Y escuchamos también cómo muchas personas se sintieron atraídas por este anuncio de salvación.

2. EI apóstol Pedro nos habla de nuevo, y nos invita a fijar nuestros ojos en Jesús, muerto por nosotros.

Oración universal:
Oremos ahora al Señor resucitado. Y hoy, al contemplarlo como buen pastor, oremos de manera especial por las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa diciendo:

JESUS RESUCITADO. ESCUCHANOS.

1. Para que nuestra comunidad cristiana de un buen testimonio de fe, de esperanza y de amor. Roguemos al Señor. R.

2. Para que crezcan entre nosotros las vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida religiosa. Roguemos al Señor. R.

3. Para que en las Iglesias de los países de misión crezcan también las vocaciones. Y para que siempre puedan contar con nuestra ayuda. Roguemos al Señor. R.

4. Para que estas fiestas de Pascua ayuden a estrechar los lazos de amor y cariño en los matrimonios, en las familias, en las comunidades religiosas, entre los amigos. Roguemos al Señor. R.

5. Para que los que participamos en esta Eucaristía vivamos llenos del gozo del Espíritu Santo que nos da Jesús. Roguemos al Señor. R.

S. Ilumina, Señor resucitado, nuestros corazones. Y derrama tu Espíritu sobre los hombres y mujeres del mundo entero. Tú que vives y reinas…


LECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES 2, 14 a.36-41
El día de Pentecostés, Pedro, de pie con los Once, pidió atención y les dirigió la palabra: Todo Israel esté cierto de que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías. Estas palabras les traspasaron el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
¿Qué tenemos que hacer, hermanos?
Pedro les contestó: Conviértanse y bautícense todos en nombre de Jesucristo para que se les perdonen los pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para ustedes y para sus hijos y, además, para todos los que llame el Señor, Dios nuestro, aunque estén lejos. Con estas y otras muchas razones les urgía, y los exhortaba diciendo:
Escapen de esta generación perversa.
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día se les agregaron unos tres mil.
Palabra de Dios R. Te alabamos Señor

SALMO 22
R.- EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA

- El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R.-
- Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R.-
- Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R.-
- Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R.-

LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO 2, 20b-25
Queridos hermanos:
Si obrando el bien soportan el sufrimiento, hacen una cosa hermosa ante Dios. Pues para esto han sido llamados, ya que también Cristo padeció su pasión por ustedes, dejándoles un ejemplo para que sigan sus huellas. Él no cometió pecado ni encontraron engaño en su boca; cuando lo insultaban, no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño, para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas les han curado. Andaban descarriados como ovejas, pero ahora han vuelto al pastor y guardián de sus vidas. Palabra de Dios. R. Te alabamos Señor

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 10, 1-10
En aquel tiempo, dijo Jesús:
Les aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y, salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti Señor, Jesús.

JESÚS ES LA PUERTA
Como resultado de la predicación de Pedro muchos oyentes se hicieron bautizar y aquel día se unieron a ellos alrededor de tres mil personas. Para la mayoría de aquellos primeros creyentes estaban aún muy vivo el recuerdo de Jesús, al que habían conocido, al que habían oído hablar y actuar, y al que ahora Pedro llamaba Señor y Mesías, los títulos que identificaban a Jesucristo en la Iglesia primitiva. Pero en el evangelio Jesús utiliza la imagen de la puerta para hablar de sí mismo: Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas.
La puerta tiene una función humilde y práctica: permite entrar en una casa. Y Jesús se autodefine como la "puerta" por la que hay que entrar para alcanzar la plenitud de la vida. Por medio de la persona de Jesús, su enseñanza, su vida, llegamos a la intimidad con el Padre. Jesús es la puerta de acceso a la armónica convivencia humana. El, que hizo del amor el mandamiento principal, es la "puerta" para que la humanidad alcance una fraternidad universal.
Miguel de Unamuno fue un importante pensador y poeta español. En su búsqueda sincera y angustiada de los fundamentos de la fe, escribía: Agranda la puerta, Padre, porque no puedo pasar. La hiciste para los niños. Yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame por piedad. Vuélveme a la edad bendita en que vivir es soñar. Ya lo había planteado Jesús: "Si no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos" (Mt 18,23). Jesús afirma que es necesario imitar a los niños en la humildad, la sencillez, la confianza, la transparencia, la capacidad de admiración para ser receptivos de su mensaje y su persona.
La Iglesia ha fijado para este domingo la Jornada mundial de oración por las vocaciones de especial consagración: Los sacerdotes, religiosos/as, diáconos permanentes y laicos consagrados. El Pueblo de Dios los necesita para alimentar su fe, para contar con orientación espiritual y humana, para fortalecerse con los sacramentos, para disponer del consuelo, la sabiduría de vida y la paz, para animar las obras de caridad. El llamado de Dios reclama la respuesta del hombre, pero es fundamentalmente, un don del mismo Dios. Por eso, Jesús nos recomienda: "Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha" (Lc 10,2).

Lecturas de la semana
Lunes 14 : Hch 11,1-18; Sal 41; Jn 10,11-18.
Martes 15: Hch 11,19-26; Sal 86; Jn 10,22-30.
Miércoles 16: Hch 12,24 - 13,5; Sal 66; Jn 12,44-50. Jueves 17: Hch 13,13-25; Sal 88; Jn 13,16-20.
Viernes 18: Hch 13,26-33; Sal 2; Jn 14,1-6.
Sábado 19: Hch 13,44-52; Sal 97; Jn 14,7-14.

Domingo V de Cuaresma - A-

LÁZARO, ¡VEN AFUERA!
Jesús se definió diciendo: «Yo soy la vida». Por eso san Pablo expresó: «Para mí, la vida es Cristo» (Flp 1,21). Declaración que hace eco del evangelio de hoy: «Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás». La resurrección de Lázaro anticipa nuestro propio destino: «el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo espíritu que habita en ustedes».
Tres casos de resucitados han conservado los evangelios: el de la hija de Jairo, que acababa de morir; del hijo de la viuda de Naín, que ya era conducido al sepulcro, y de Lázaro, que ya llevaba cuatro días sepultado. Y en los tres casos, Jesús se revela como Señor de la vida y de la muerte; y como verdadero hombre, que consuela a un padre en Cafarnaún, que enjuga las lágrimas de una madre, y llora él mismo ante el dolor de sus amigas. En Betania, Jesús ha dado valor divino a nuestras lágrimas. Al ver a Jesús, los presentes comentaban: ¡Cómo lo amaba! Y estaban en lo cierto. Así era Jesús de sensible y afectuoso.
En la resurrección de Lázaro, la suprema aspiración de todo ser humano que es la vida tiene satisfacción, pues el mismo Jesús dirá que «él ha venido para que tengamos la vida y la tengamos en abundancia» (Jn 10,10). Pero en un mundo que tanto ensalza la salud, la belleza corporal, el cultivo del cuerpo, el bienestar, el placer, hacen falta verdaderas razones para existir, algo que sustente la alegría de vivir y libre del riesgo de morir de aburrimiento y de falta de sentido. Lázaro somos todos y esperamos recuperar la vida.
Jesús, el verdadero médico de las almas, nos dice: No temas. ¡Ven afuera! Deja el sepulcro de la desilusión y el pesimismo, del remordimiento y la desesperanza. De tu vida puede resucitar una persona nueva, rebosante de ilusión, de alegría y de vida. «¿Crees esto?», preguntó Jesús a la hermana de Lázaro. Que esta pregunta de Jesús resuene en lo más íntimo del corazón. ¿Crees que Yo soy la resurrección y la vida? ¿Crees que en mí se encuentra la misericordia y la vida en abundancia? Mira, estoy delante de ti como estuve frente a la tumba de Lázaro. Te suplico. ¡Ven afuera!, porque te amo. Tú eres valioso para mí. ¡Ven afuera! A vivir una vida nueva.

Lectura de la profecía de Ezequiel 37,12-14
Así dice el Señor: «Yo mismo abriré los sepulcros de ustedes, y los haré salir de ellos, pueblo mío, y los llevaré de nuevo a la tierra de Israel. Y, cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, sabrán que yo soy el Señor. Les infundiré mi espíritu, y vivirán; los estableceré en su propia tierra y sabrán que yo, el Señor, lo digo y lo hago». Dice el Señor. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo (129)
R. Del Señor viene la misericordia, la redención copiosa.

- Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
- Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R.
- Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R.
- Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8,8-11
Hermanos: Los que viven sujetos a la carne pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pues bien, si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, el espíritu vive por la fuerza salvadora de Dios. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús dará nueva vida a sus cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en ustedes.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Lectura del santo evangelio según san Juan 11,1-45
R. Gloria a ti, Señor.
.
En aquel tiempo, había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de. Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro. Las hermanas mandaron a Jesús este mensaje: «Señor, tu amigo está enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando se enteró que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea». Los discípulos le replicaron: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?» Jesús contestó: «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de estemundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz». Dicho esto añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo». Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará». Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de que no hayamos estado allí, para que crean. Y ahora vamos a su casa». Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con él». Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá», Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?» Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en el pueblo, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano». Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió profundamente y se estremeció. Después preguntó: «¿Dónde lo han enterrado?» Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Y Jesús lloró. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!» Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?» Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cueva tapada con una piedra. Dijo Jesús: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del muerto, le dijo: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días». Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la piedra. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado», Y dicho esto, gritó con, voz potente: «Lázaro, sal afuera». El muerto salió, con los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo ir». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Lecturas de la Semana
LUNES 10 Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62; Sal 22; Jn 8,1-11
MARTES 11 Nm 21,4-9; Sal 101; Jn 8,21-30
MIÉRCOLES 12 Dn 3,14-20.91-92.95; Sal: Dn 3; Jn 8,31-42
JUEVES 13 Gn 17,3-9; Sal 104; Jn 8,51-59
VIERNES 14 Jr 20, 10-13; Sal 17; Jn 10,31-42
SABADO 15 San José, esposo de la Virgen Mª, Solemnidad. 2S 7, 4-5a.12-14a.16; Sal 88; Rm 4,13. 16-18.22; Mt 1,16.18-21.24a.

  CELEBRAMOS LA NAVIDAD EN NUESTRA INSTITUCIÓN EDUCATIVA   I.                      DATOS INFORMATIVOS:   1.1. INSTITUCION EDUCATI...