En aquellos días, el Señor
dijo a Elías:
«Unge profeta sucesor
tuyo a Eliseo, hijo se Safat, de Abel-mejolá».
Elías partió de allí y
encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas de bueyes en fila, él
llevaba la última. Elías pasó a su lado y le puso su manto encima.
Entonces Eliseo, dejando
los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
«Déjame decir adiós a mis
padres; luego vuelvo y te sigo».
Elías le dijo:
«Vete, pero regresa; ¿quién
te lo impide?».
Eliseo dio la vuelta,
tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con la madera
del arado, asó la carne y se la dio a su gente para que comieran.
Luego se levantó, siguió
a Elías y se puso a su servicio.
Palabra
de Dios
Salmo Responsorial. Sal
15,1-2a.5.7-8.9-10.11
R/. Tú,
Señor, eres la parte de mi herencia.
Protégeme, Dios mío, que
me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú
eres mi bien».
El Señor es la parte de
mi herencia y mi copa;
mi suerte está en tu
mano. R/.
Bendeciré al Señor que me
aconseja,
hasta de noche me
instruye internamente.
Tengo siempre presente al
Señor,
con él a mi derecha no
vacilaré R/.
Por eso se me alegra el
corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa
serena.
Porque no me entregarás a
la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer
la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero
de la vida,
me saciarás de gozo en tu
presencia,
de alegría perpetua a tu
derecha. R/.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5,1.13-18
Hermanos:
Para vivir en libertad,
Cristo nos ha liberado.
Por tanto, manténganse firmes,
y no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud.
Ustedes, hermanos, han
sido llamados a la libertad: pero no tomen la libertad como pretexto para satisfacer
los deseos carnales; al contrario, háganse servidores los unos de los otros por
amor.
Porque toda la Ley se concentra
en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo».
Pero, atención: que si se
muerden y devoran unos a otros, terminarán por destruirse mutuamente.
Yo, por tanto, les pido:
caminen según el Espíritu y no se dejen arrastrar por los deseos de la carne,
porque la carne actúa contra el espíritu y el espíritu contra la carne.
Ambos luchan entre sí, de
suerte que ustedes no pueden obrar como quisieran.
En cambio, si los guía el
Espíritu, no están bajo el dominio de la Ley.
Palabra
de Dios
+ Lectura
del santo evangelio según san Lucas 9,51-62
Cuando ya se acercaba el
tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y
envió mensajeros por delante.
De camino, entraron en un
pueblo de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se
dirigía a Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y
Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
«Señor, ¿quieres que mandemos
bajar fuego del cielo que acabe con ellos?».
Él se volvió y les
regañó. Y se fueron a otro pueblo.
Mientras iban de camino,
le dijo uno:
«Te seguiré adonde vayas».
Jesús le respondió:
«Los zorros tienen
madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar
la cabeza».
A otro le dijo:
«Sígueme».
El respondió:
«Señor, déjame primero ir
a enterrar a mi padre».
Le contestó:
«Deja que los muertos
entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor, pero
déjame primero despedirme de mi familia».
Jesús le contestó:
«El que pone la mano en
el arado y mira hacia atrás no vale para el reino de Dios». Palabra
del Señor
Seguir a Jesús en libertad y amor
La idea de seguir a Jesús nos hace pensar
en la vocación. Todos somos llamados por Jesús a seguirle. Por otra parte es
cierto que sólo a algunos se les invita a cambiar de estilo de vida, a asumir
una nueva forma de vida en la Iglesia con respecto a la que tenían.
¿Qué significa seguir a Jesús para los
cristianos en general? En el Evangelio de hoy parece que Jesús pone las cosas
difíciles a los que quieren seguirlo. A uno le promete vivir en la más total de
las pobrezas –“las zorras tiene madriguera pero el Hijo no tiene donde reposar
la cabeza”–, a otro le pide que abandone a su familia sin siquiera enterrar a
su padre –para los judíos enterrar a los muertos es uno de los más sagrados
deberes, cuánto más al padre–, a otro le impide incluso despedirse de su
familia. La llamada de Jesús es una llamada radical que descoloca a las
personas de su vida para ponerlas al servicio del Reino.
Entonces, ¿quién puede seguir a Jesús? La
respuesta está en la segunda lectura, de la carta a los gálatas. Ahí está la
clave para comprender el servicio del Reino al que Jesús nos llama. Incluso se
podría cambiar el orden de las lecturas y leer la segunda después del
Evangelio. Pablo comienza proclamando que Jesús nos ha liberado para que seamos
libres. El Reino es lo absolutamente contrario a la esclavitud. El Reino de
Dios es el reino de la libertad. Vivir al servicio del Reino significa asumir
radicalmente la libertad que Dios nos ha concedido en Cristo. Asumirla con sus
riesgos y asumirla responsablemente. Entrar en el Reino es madurar como
personas. Los hijos de Dios no tienen más vocación que la libertad. Y ahí no se
pueden hacer concesiones. No hay que volverse a mirar el tiempo en que fuimos
esclavos, no hay que preocuparse siquiera de enterrar lo que abandonamos.
Nuestra vocación nos llama a crecer en libertad. No es fácil vivir en libertad
y asumirla responsablemente. Es un camino duro –como el de Jesús, en subida
hacia Jerusalén–. Supone renunciar a muchas seguridades. Pero ahí es donde nos
quiere Dios.
Claro que es una libertad atemperada en
la relación por el amor. Somos libres para amar con todo el corazón. Somos
libres desde la verdad más verdadera de nuestras vidas: todos somos hermanos y
hermanas en Jesús. Somos libres para tomar las decisiones que nos lleven a amar
y respetar la vida en su integridad, la propia y la de los demás. Somos libres
para defender la vida frente a todas las amenazas. Somos libres para vivir en
solidaridad con toda la creación. Seguir a Jesús para el cristiano significa
madurar en libertad, dejar de ser esclavo de las normas y ser agente activo en
la construcción de un mundo más justo, más hermano y más libre.
Para la
reflexión
¿Cuáles son mis esclavitudes? Trata de
concretarlas (el qué dirán, el alcohol, la pereza...). ¿Cómo trato de liberarme
de ellas? ¿Qué significa para mí vivir en libertad? ¿En qué medida estoy
trabajando para hacer que este mundo sea más humano, más libre y fraterno?
Palabra de Dios para cada día
Palabra de Dios para cada día
Lunes: Génesis
18,16-33; Salmo 102; Mateo 8, 18-22
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Jueves: Génesis
22,1-19; Salmo 114;
Mateo 9,1-8
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Martes: Génesis 19,15-29; Salmo 25;
Mateo 8,23-27
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Viernes: Génesis
23,1-4.19;24,1-8.62-67; Salmo 105 Mateo 9,9-13
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Miércoles:
Sto. Tomás, Apóstol. Efesios 2,19-22; Sal.
116; Juan 20,24-29
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Sábado: Génesis 27,1-5.15-29; Salmo 134; Mateo
9,14-17
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