Educación Religiosa
Cuarto grado de Secundaria
Los Mandamientos, camino de vida cristiana |
1.- VER
Un relato Sufi refiere que un
gran maestro hindú dijo a sus discípulos: “Vayan al pueblo y roben fondos para
levantar el templo pero, cuiden que nadie los vea”. Los discípulos se quedaron
perplejos: robar iba en contra de sus valores, pero si lo decía el maestro
debía ser importante.
Entonces, todos enrumbaron al
pueblo, menos uno. El maestro se acercó a este joven y le preguntó por qué lo
había desobedecido. Él le respondió: “Maestro, nos has pedido que robemos sin
ser vistos, pero donde yo vaya mis ojos me estarán mirando. No puedo cumplir lo
que me pides”.
El maestro lo miró y le dijo:
“Discípulo, quédate, porque tú ya tienes construido tu templo en tu corazón”.
1)¿Qué mensaje te deja este texto?
2)¿Tiene el centro educativo un
reglamento interno que te ayude en tu formación personal?
3)Saca un mensaje para tu vida personal.
2.- JUZGAR: EL DECÁLOGO
Los diez mandamientos Éxodo
20, 1 – 17; Deuteronomio 5, 6 - 21 Normas de la vida diaria. Levítico 19, 11 – 18
El mandamiento más
importante. Marcos 12, 28 – 34a; Romanos
13, 8-10 Amarás al Señor. Mateo 22,
33-40
Estos mandamientos
representados en las dos tablas de piedras son:
¿QUÉ NOS DICEN LOS MANDAMIENTOS?
En primer lugar; que debemos
reconocer y tratar a Dios con respeto y amor 1°, 2° y 3°; que debemos respetar
y amar a nuestros padres 4°; que hemos de respetar y amar la vida de todos 5°;
que debemos observar con rectitud las normas y funciones biológicas que
transmiten la vida y la unión conyugal 6° y 9°; que debemos facilitar y
compartir con todos la propiedad privada y la persona misma al servicio de los
demás. 7° y 10°; que también debemos respetar el derecho que todo el mundo tiene
a la verdad y por tanto evitar la mentira 8°.
Jesucristo resumió los Diez
Mandamientos en dos: el primero es amar a Dios con todo el corazón y con todas
nuestras fuerzas. Y el segundo, amar al
prójimo como a uno mismo (Marcos 12, 28-31).
Cuidar bien la Creación como don de Dios, reconociéndose uno mismo
como un don.
“Por
la palabra del Señor fueron hechos los cielos” (Sal 33, 6). Así se nos indica que el mundo
procedió de una decisión, no del caos o la casualidad, lo cual lo enaltece
todavía más… La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil
fundamental de todo lo creado: “Amas a todos los seres y no aborreces nada de
lo que hiciste, porque, si algo odiaras, no lo habrías creado” (Sb 11, 24),
(LS, 77).
Las criaturas de este mundo no pueden ser consideradas un bien sin
dueño: “Son tuyas, Señor, que amas la vida” (Sb 11, 26). Quiero recordar que
“Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la
desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar
la extinción de una especie como si fuera una mutilación” (LS, 89).
… el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano
para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un
crecimiento infinito e ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas,
financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de
los bienes del planeta, que lleva a “estrujarlo” hasta el límite y más allá del
límite (LS, 106).
Pero si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, se entiende mal
a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad: “No sólo la tierra ha
sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención
originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre
es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura
natural y moral de la que ha sido dotado” (LS, 115).
… la forma correcta de interpretar el concepto de ser humano como
“señor” del universo consiste en entenderlo como administrador responsable (LS,
116).
Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un
embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner solo algunos
ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza (LS,
117). Entendiendo esta misma como el
otro prójimo a quien el ser humano está llamado a cuidar, asegurando de ese
modo bienes para las futuras generaciones.
No hay ecología sin una adecuada antropología. Cuando la persona humana
es considerada solo un ser más entre otros, que procede de los juegos del azar
o de un determinismo físico, “se corre el riesgo de que disminuya en las
personas la conciencia de la responsabilidad”. No puede exigirse al ser humano
un compromiso con respecto al mundo si no se reconocen y valoran al mismo
tiempo sus capacidades peculiares de conocimiento, voluntad, libertad y
responsabilidad (LS, 118).
Fuente: Papa Francisco (24
Mayo 2015). Carta Encíclica Laudato Si’.
3.- Actuar
v No al egoísmo v No a la injusticia v No al placer, sin
reglas morales. v No a la desesperanza v No a la
irresponsabilidad y a la mediocridad v Sí a Jesucristo y a
la Iglesia v Sí a la fe y al
compromiso que ella encierra v Sí al respeto de la
dignidad de la libertad de los derechos de la persona v Sí al esfuerzo por
elevar al hombre y llevarlo hasta Dios v Sí a la justicia, al
amor, a la paz v Sí a la solidaridad
con todos, especialmente con los más necesitados v Sí a la esperanza v Sí al deber de
construir una sociedad mejor. |
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