miércoles, 16 de junio de 2021

Educación Religiosa. 4° secundaria

 Educación Religiosa

Cuarto grado de Secundaria

Los Mandamientos, camino de vida cristiana

1.- VER

Un relato Sufi refiere que un gran maestro hindú dijo a sus discípulos: “Vayan al pueblo y roben fondos para levantar el templo pero, cuiden que nadie los vea”. Los discípulos se quedaron perplejos: robar iba en contra de sus valores, pero si lo decía el maestro debía ser importante.

Entonces, todos enrumbaron al pueblo, menos uno. El maestro se acercó a este joven y le preguntó por qué lo había desobedecido. Él le respondió: “Maestro, nos has pedido que robemos sin ser vistos, pero donde yo vaya mis ojos me estarán mirando. No puedo cumplir lo que me pides”.

El maestro lo miró y le dijo: “Discípulo, quédate, porque tú ya tienes construido tu templo en tu corazón”.

1)¿Qué mensaje te deja este texto?

2)¿Tiene el centro educativo un reglamento interno que te ayude en tu formación personal?

3)Saca un mensaje para tu vida personal.

2.- JUZGAR: EL DECÁLOGO

Los diez mandamientos Éxodo 20, 1 – 17; Deuteronomio 5, 6 - 21 Normas de la vida diaria.  Levítico 19, 11 – 18

El mandamiento más importante.  Marcos 12, 28 – 34a; Romanos 13, 8-10 Amarás al Señor.  Mateo 22, 33-40

Estos mandamientos representados en las dos tablas de piedras son:



¿QUÉ NOS DICEN LOS MANDAMIENTOS?

En primer lugar; que debemos reconocer y tratar a Dios con respeto y amor 1°, 2° y 3°; que debemos respetar y amar a nuestros padres 4°; que hemos de respetar y amar la vida de todos 5°; que debemos observar con rectitud las normas y funciones biológicas que transmiten la vida y la unión conyugal 6° y 9°; que debemos facilitar y compartir con todos la propiedad privada y la persona misma al servicio de los demás. 7° y 10°; que también debemos respetar el derecho que todo el mundo tiene a la verdad y por tanto evitar la mentira 8°.

Jesucristo resumió los Diez Mandamientos en dos: el primero es amar a Dios con todo el corazón y con todas nuestras fuerzas.  Y el segundo, amar al prójimo como a uno mismo (Marcos 12, 28-31).

Cuidar bien la Creación como don de Dios, reconociéndose uno mismo como un don.

 “Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos” (Sal 33, 6). Así se nos indica que el mundo procedió de una decisión, no del caos o la casualidad, lo cual lo enaltece todavía más… La creación es del orden del amor. El amor de Dios es el móvil fundamental de todo lo creado: “Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que hiciste, porque, si algo odiaras, no lo habrías creado” (Sb 11, 24), (LS, 77).

Las criaturas de este mundo no pueden ser consideradas un bien sin dueño: “Son tuyas, Señor, que amas la vida” (Sb 11, 26). Quiero recordar que “Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo que nos rodea, que la desertificación del suelo es como una enfermedad para cada uno, y podemos lamentar la extinción de una especie como si fuera una mutilación” (LS, 89).

… el ser humano y las cosas han dejado de tenderse amigablemente la mano para pasar a estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito e ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos. Supone la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta, que lleva a “estrujarlo” hasta el límite y más allá del límite (LS, 106).

Pero si el ser humano no redescubre su verdadero lugar, se entiende mal a sí mismo y termina contradiciendo su propia realidad: “No sólo la tierra ha sido dada por Dios al hombre, el cual debe usarla respetando la intención originaria de que es un bien, según la cual le ha sido dada; incluso el hombre es para sí mismo un don de Dios y, por tanto, debe respetar la estructura natural y moral de la que ha sido dotado” (LS, 115).

… la forma correcta de interpretar el concepto de ser humano como “señor” del universo consiste en entenderlo como administrador responsable (LS, 116).

Cuando no se reconoce en la realidad misma el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad –por poner solo algunos ejemplos–, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza (LS, 117). Entendiendo esta misma como el otro prójimo a quien el ser humano está llamado a cuidar, asegurando de ese modo bienes para las futuras generaciones.

No hay ecología sin una adecuada antropología. Cuando la persona humana es considerada solo un ser más entre otros, que procede de los juegos del azar o de un determinismo físico, “se corre el riesgo de que disminuya en las personas la conciencia de la responsabilidad”. No puede exigirse al ser humano un compromiso con respecto al mundo si no se reconocen y valoran al mismo tiempo sus capacidades peculiares de conocimiento, voluntad, libertad y responsabilidad (LS, 118).

Fuente: Papa Francisco (24 Mayo 2015). Carta Encíclica Laudato Si’.

3.- Actuar

v No al egoísmo

v No a la injusticia

v No al placer, sin reglas morales.

v No a la desesperanza

v No a la irresponsabilidad y a la mediocridad

v Sí a Jesucristo y a la Iglesia

v Sí a la fe y al compromiso que ella encierra

v Sí al respeto de la dignidad de la libertad de los derechos de la persona

v Sí al esfuerzo por elevar al hombre y llevarlo hasta Dios

v Sí a la justicia, al amor, a la paz

v Sí a la solidaridad con todos, especialmente con los más necesitados

v Sí a la esperanza

v Sí al deber de construir una sociedad mejor.

 

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