sábado, 7 de febrero de 2009

Domingo V del Tiempo Ordinario - B -

UNA JORNADA EN LA VIDA DE JESUS
El evangelio nos describe en que se ocupó Jesús en su paso por la casa de Pedro. ¿Qué importancia tiene para nosotros? Esta jornada de Jesús representa la síntesis de toda vida cristiana.
Vemos a Jesús curando. Devuelve la salud a la suegra de Pedro, y luego sana a una multitud. Sana al individuo y a la muchedumbre: cura al familiar de Pedro en su casa -símbolo de pertenencia a la Iglesia-; y a los que se reunieron delante de la puerta, símbolo de los que están fuera de la Iglesia. Jesús cura los males espirituales; es sensible al mal físico y al mal moral que se asienta tanto en los individuos como en las sociedades. Jesús es médico de los cuerpos y de las almas. La Iglesia -y cada cristiano- debe seguir las huellas de su Maestro. Todos debemos ayudar a sanar los cuerpos, es decir, a solucionar los problemas materiales que plantean las graves injusticias sociales. Y por supuesto, también debemos ayudar a sanar los espíritus, liberando al individuo y a la sociedad de los muchos "demonios" morales que los atormentan.
Vemos a Jesús orando. Otra constante en la vida del Señor. Muy corrientemente falta equilibrio en nuestra vida. No basta volcarse a favor de las necesidades materiales y espirituales de los hombres; hay que recogerse hacia el interior para hablar con Dios. Equilibrio es llevar la vida a la oración y la oración a la vida. Hoy es la ocasión de preguntarnos cuanto y cómo rezamos, tanto individual como comunitariamente.
Vemos a Jesús predicando. El evangelio nos muestra a Jesús como predicador incansable en las sinagogas, en las plazas y calles, junto al lago, en el atrio del templo, en las mas diversas circunstancias alegres y tristes. Todo cristiano tiene el deber de predicar a Jesucristo con la palabra y con el ejemplo de vida.

LECTURAS
Lectura del libro de Job
7,1-4.6-7
Habló Job diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Meses de desengaño son mi herencia, y noches de sufrimiento me han tocado en suerte. Al acostarme pienso: ¿cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días se acercan a su fin, sin esperanza, con la rapidez de una lanza de telar. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo (146)
R. El Señor sostiene a los humildes.
- Alaben al Señor, que la música es buena; nuestro Dios merece una alabanza armoniosa. El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los, deportados de Israel. / R.
- El sana los corazones destrozados, venda sus heridas. Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre. / R.
- Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida. El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados. / R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9,16-19.22-
Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi recompensa. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿Cuál es la recompensa? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo gratuitamente, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me hice esclavo de todos para ganar a todos los que pueda. Me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles; me hice todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,29-39
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; se lo dijeron a Jesús y él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al atardecer, cuando ya se había puesto el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó a muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». El les respondió: “Vamos a otra parte, a los pueblos cercanos, para predicar también allí; que para eso he venido». Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Monición de entrada
Cuando Jesús comenzó su predicación en Galilea, provocó un gran entusiasmo en la gente. Muchos iban a verle y escucharle, porque su palabra levantaba el ánimo y renovaba los corazones. Y de Él salía una fuerza que curaba a los enfermos y daba nuevo empuje a las vidas destrozadas.
Nosotros también queremos ver a Jesús, y por eso estamos aquí, celebrando esta Eucaristía. El penetra profundamente en nuestras vidas, él nos transforma. Y él es, también, una llamada a cada uno de nosotros para que seamos apoyo y ayuda para los que sufren.

Celebrante: El Señor esté con ustedes.

Acto penitencial: En silencio, pidamos perdón por nuestras infidelidades a la llamada de Dios. (Silencio).
- Tú, defensor de los pobres. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, fortaleza de los enfermos. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, esperanza de los desvalidos. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Monición a las lecturas
1.- Sin duda todos conocemos la historia de Job: un hombre destrozado por la enfermedad y hundido en la miseria. Escuchemos como nos explica su situación, semejante al dolor de muchos otros hombres y mujeres de todas partes.
A pesar del dolor, a pesar de las tragedias humanas, la fuerza de Dios no deja de acompañar nuestro camino. Cantémosle ahora con las palabras del salmo, porque él siempre está cerca de los que sufren.
2ª. En la segunda lectura, san Pablo nos habla de su entrega, de su dedicación total al anuncio del Evangelio.

Oración universal:
Fieles a las palabras de Jesús que nos invita a orar siempre sin desanimarnos, presentemos al Padre nuestras peticiones. Podemos responder:
R. ESCUCHANOS, PADRE.
1. Por la santa Iglesia extendida par toda la tierra y presente en nuestra comunidad. OREMOS AL SENOR:
2. Por todos los hombres y mujeres que en el mundo entero sufren la tragedia del hambre. OREMOS AL SENOR:
3. Por las personas y entidades que generosamente luchan contra el hambre y la pobreza. OREMOS AL SENOR:
4. Por los países sometidos a dictaduras, y por todos los que sufren opresiones y violencias. OREMOS AL SENOR:
5. Par nosotros, y por nuestros familiares y amigos. OREMOS AL SENOR:
Celebrante: Escucha, Padre, las plegarias que te hemos presentado, tú que eres nuestro auxilio. Atiende nuestros anhelos, y danos tu Espíritu Santo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
(Prefacio dominical X)

Lecturas de la semanaLunes 09: Génesis 1,1-19; Sal103; Marcos 6, 53-56.
Martes 10: Génesis 1,20-2,4a; Sal 8; Marcos 7,1-13.
Miércoles 11: Ntra. Sra. de Lourdes. Génesis 2,4b-9.15-17; Sa1103; Marcos 7,14-23.
Jueves 12: Génesis 2,18-25; Sal 127; Marcos 7,24-30.
Viernes13: Génesis 3,1-8;Sal 31; Marcos 7,31-37
Sábado 14: Génesis 3,9-24, Sal 89, Marcos 8,1-10.
VI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 15: Levítico 13,1-2.44-46; Salmo 31; 1Corintios 10,31-11,1; Marcos 1,40-45

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