domingo, 25 de enero de 2009

La conversión de san Pablo


El día 25 de enero la Iglesia celebra la Conversión de san Pablo, y este año es jubilar porque recordamos los dos mil años del nacimiento del apóstol de los gentiles. Por ello en esta misa -aun siendo hoy domingo- el color de los ornamentos es blanco, rezamos las oraciones y escuchamos las lecturas propias de san Pablo.
Coincidiendo con esta fiesta, hoy concluye la Semana de Oración por la Unidad de los cristianos, querida por el señor Jesucristo y vivamente recordada por el apóstol san Pablo en sus cartas.
Celebrante: La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo este con todos ustedes.

Acto penitencial:
Antes de celebrar los santos misterios, invoquemos al Señor Jesucristo por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
- Tú, que has nacido de mujer para que obtuviéramos la condición de hijos: SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, que sufriste la muerte para el perdón de nuestros pecados. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, que has resucitado para que tengamos vida. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Monición a las lecturas
1ª. Escuchemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles como san Pablo, predicando ante el pueblo en Jerusalén, explica con un recuerdo vivo y emocionado su encuentro con el Señor y su conversión de perseguidor en testigo de Cristo.
2. Escucharemos ahora en esta segunda lectura, igual como lo hacemos tantos otros domingos, un pasaje de una de las cartas del apóstol san Pablo.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 22,3-16
En aquellos días, Pablo dijo al pueblo: “Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero me he criado en esta ciudad de Jerusalén y he sido iniciado a los pies de Gamaliel en la estricta observancia de la Ley de nuestros padres. Estaba lleno de celo por Dios, como ustedes lo están ahora. Perseguí a muerte a los que seguían este Camino, llevando encadenados a la prisión a hombres y mujeres; el sumo sacerdote y el Consejo de los ancianos son testigos de esto. Ellos mismos me dieron cartas para los hermanos de Damasco, y yo me dirigí allá con el propósito de traer encadenados a Jerusalén a los que encontrara en esa ciudad, para que fueran castigados. En el camino, y al acercarme a Damasco, hacia el mediodía, una intensa luz que venía del cielo brilló de pronto a mi alrededor. Caí en tierra y oí una voz que me decía: "Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?" Le respondí: "¿Quién eres, Señor?" Y la voz me dijo: "Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tu persigues". Los que me acompañaban, vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo le pregunté: "¿Qué debo hacer, Señor?" EI Señor me dijo: "Levántate y ve a Damasco, donde se te dirá lo que debes hacer". Pero como yo no podía ver, a causa del resplandor de esa luz, los que me acompañaban me llevaron de la mano hasta Damasco. Un hombre llamado Ananías, fiel cumplidor de la Ley, que gozaba de gran prestigio entre los judíos del lugar, vino a verme, y acercándose a mí, me dijo: "Hermano Saulo, recobra la vista". Y en ese mismo instante, pude verlo. EI siguió diciendo: "EI Dios de nuestros padres te ha destinado para conocer su voluntad, para ver al Justo y escuchar su palabra, porque tú darás testimonio ante todos los hombres de lo que has visto y oído. Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y purifícate de tus pecados, invocando su nombre"». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Salmo (116)
R. Vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio.
- Alaben al Señor, todas las naciones; glorifíquenlo, todos los pueblos. /R.
- Es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre. /R.
Monición a la segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 7,29-31
Digo esto, hermanos: que el momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; Los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la apariencia de este mundo se termina. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 16,15-18
R. Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los Once y les dijo: «Vayan por todo el mundo y anuncien el evangelio a toda la creación. EI que crea y se bautice, se salvará. EI que no crea, se condenará. Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán demonios en mi nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

La CONVERSIÓN de SAN PABLO(ca. 35)
La conversión de San Pablo es uno de los mayores acontecimientos del siglo apostólico. Así lo proclama la Iglesia al dedicar un día del ciclo litúrgico a la conmemoración de tan singular efemérides. "Era, se ha escrito, la muerte repentina, trágica, del judío, y el nacimiento esplendoroso, fulgurante, del cristiano y del apóstol". San Jerónimo lo comentaba así: "El mundo no verá jamás otro hombre de la talla de San Pablo".
Saulo, nacido en Tarso, hebreo, fariseo rigorista, bien formado a los pies de Gamaliel, muy apasionado, ya había tomado parte en la lapidación del diácono Esteban, guardando los vestidos de los verdugos "para tirar piedras con las manos de todos", como interpreta agudamente San Agustín.
De espíritu violento, se adiestraba como buen cazador para cazar su presa. Con ardor indomable perseguía a los discípulos de Jesús. Pero Saulo cree perseguir, y es él el perseguido. Thompson, en El mastín del cielo, nos presenta a Dios como infatigable cazador de almas. Y cazará a Saulo.
"Cuando Jesús se evade del grupo de sus discípulos, dice Mauriac, sube al cielo y se disuelve en la luz, no se trata de una partida definitiva. Ya se ha emboscado en el recodo del camino que va de Jerusalén a Damasco, y acecha a Saulo, su perseguidor bien amado. A partir de entonces, en el destino de todo hombre existirá ese mismo Dios al acecho".
Mientras Saulo iba a Damasco en persecución de los discípulos de Jesús, una voz le envolvió, cayó en tierra y oyó la voz de Jesús: Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Saulo preguntó: ¿Quién eres tú, Señor? Jesús le respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues. ¿Y qué debo hacer, Señor?
Pocas veces un diálogo tan breve ha transformado tanto la vida de una persona. Cuando Saulo se levantó estaba ciego, pero en su alma brillaba ya la luz de Cristo. "El vaso de ignominia se había convertido en vaso de elección", el perseguidor en apóstol, el Apóstol por antonomasia.
Desde ahora "el camino de Damasco, la caída del caballo", quedarán como símbolo de toda conversión. Quizá nunca un suceso humano tuvo resultados tan fulgurantes. Quedaba el hombre con sus arrebatos, impetuoso y rápido, pero sus ideales estaban en el polo opuesto al de antes de su conversión. San Pablo será ahora como un fariseo al revés. Antes, sólo la Ley. En adelante únicamente Cristo será el centro de su vida.
La caída del caballo representa para Pablo un auténtico punto sin retorno. "Todo lo que para mí era ganancia, lo tengo por pérdida comparado con Cristo. Todo lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo. Sólo una cosa me interesa: olvidando lo que queda atrás y lanzándome a lo que está delante, corro hacia la meta, hacia el galardón de Dios, en Cristo Jesús". Pablo es llamado "el Primero después del único".
La vocación de Pablo es un caso singular. Es un llamamiento personal de Cristo. Pero no quita valor al seguimiento de Pablo. En el Evangelio hay otros llamamientos personales del Señor, como el del joven rico y el de Judas Iscariote, que no le siguieron o no perseveraron. "Dios es un gran cazador y quiere tener por presa a los más fuertes" (Holzner). Pablo se rindió: "He sido cazado por Cristo Jesús". Pero pudo haberse rebelado.
Normalmente los llamamientos del Señor son mucho más sencillos, menos espectaculares. No suelen llegar en medio del huracán y la tormenta, sino sostenidos por la suave brisa, por el aura tenue de los acontecimientos ordinarios de la vida, Todos tenemos nuestro camino de Damasco. A cada uno nos acecha el Señor en el recodo más inesperado del camino.

Oración universal:

Dirijamos confiadamente nuestras plegarias, oraciones y súplicas a Dios, Salvador nuestro, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pueden responder:
R. ESCUCHANOS, SEÑOR.
1. Por la Iglesia católica, extendida de oriente a occidente: que sea la casa y la escuela de la comunión y proclame ante los hombres las insondables riquezas de Cristo. OREMOS AL SEÑOR.
2. Por los cristianos de las diferentes confesiones: que así como nos une un solo bautismo, llegue el día en que, lograda la plena comunión, podamos participar juntos de la Eucaristía. OREMOS AL SEÑOR.
3. Por la evangelización de los países de misión y por la nueva evangelización de los pueblos con raíces cristianas: que, siguiendo el ejemplo del apóstol san Pablo, anunciemos incesantemente el evangelio de Cristo. OREMOS AL SEÑOR.
5. Por todos los pueblos del mundo: que los gobernantes y los ciudadanos se interesen por cuanto es verdadero, justo, amable y digno de elogio a fin de que la humanidad goce de la paz. OREMOS AL SEÑOR.
6. Por nosotros, reunidos para celebrar la cena del Señor: que así como participamos de un mismo pan y un mismo cáliz, formemos también juntos el único Cuerpo de Cristo. OREMOSALSENOR.
Celebrante: Oh Dios Padre nuestro, que puedes hacer infinitamente más que cuanto podamos pedir y entender. Escucha las plegarias que te dirigimos por toda la humanidad y concédenos aquello que colabora al bien de quienes te aman para que vivamos para alabanza de tu gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I de apóstoles (pag.486).

lecturas de la Semana
Lunes 26: Ss Timoteo y Tito (MO): 2Timoteo 1,1-8; Sal 95; Lucas 10,1-9
Martes 27: Sta. Ángela de Merici (ML) Hebreos 10,1-10; Sal 39; Marcos 3,31-35.
Miércoles 28: Sto. Tomás de Aquino (MO) Hebreos 10,11-18; Sal 109; Marcos 4,1-20
Jueves 29: Hebreos 10,19-25; Sal 23; Marcos 4,21-25.
Viernes 30: Hebreos 10, 32-39; Sal 36; Marcos 4, 26-34
Sábado 31: San Juan Bosco ( MO) Hebreos 11, 12.8-10; Sal: Lc 1,69-75; Marcos 4, 35-41
IV Domingo del Tiempo Ordinario 01/02: Deuteronomio 18, 15-20; Sal 94; 1 Corintios 7,32-35; Marcos 1, 21-28


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