miércoles, 25 de junio de 2008

San Pedro y San Pablo


Monicion de entrada
Paz y bien
Celebramos en este domingo una de las grandes fiestas de la familia cristiana: la de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Ellos son un punto de referencia para todos nosotros. Recordamos su fe, su testimonio, su ilusión de creyentes en Jesús. Y nos alegramos de su fidelidad, porque gracias a ellos y a los demás apóstoles y discípulos de los primeros tiempos la Buena Noticia ha llegado hasta nosotros.
Con su misma fe, con su misma ilusión, celebramos hoy aquella Eucaristía que ellos recibieron del Señor y celebraron en sus comunidades.
S. Que Jesús, el Señor, el Hijo de Dios vivo, esté con todos ustedes.

A. penitencial:
En silencio, pongámonos ante Dios.
Tú, que por medio de los apóstoles nos has hecho llegar tu Buena Noticia. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que eres el Hijo del Dios vivo. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tu, que eres nuestra resurrección y nuestra vida. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Monición Lecturas (Vigilia y día)
Que las lecturas de hoy nos hagan sentir muy cerca de nosotros a los apóstoles Pedro y Pablo. Que nos transmitan su fe, su esperanza, su fidelidad profunda al Señor. La primera lectura que vamos a escuchar nos hablará del apóstol Pedro. En la segunda el propio apóstol Pablo nos explicará cual era el fundamento de toda su existencia. Y en el evangelio vamos a oír aquella profesión de fe y de amor en la que debe reflejarse nuestra fe y nuestro amor. Escuchemos atentamente la Palabra de Dios.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 12,1-11
Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de “los panes Ácimos” Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De pronto, apareció el ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. EI ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!» Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. EI ángel le dijo: «Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias», y Pedro lo hizo. Después le dijo: «cúbrete con el manto y sígueme». Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del ángel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y enseguida el ángel se alejó de él. Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora se que realmente el Señor envió a su ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 33
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios; Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y los salvó de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!. R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18
Querido hijo:
Yo estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparado para mi la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. EI Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas para que el mensaje "fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. EI Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aleluya, aleluya. Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. R. Aleluya.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,13-19
R. Gloria a ti, Señor.
AI llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». “Y ustedes - les preguntó-, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo; Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Dos columnas de la Iglesia
No alcanzan las palabras para resaltar lo que han significado estas dos "columnas" de fa fe cristiana que fueron martirizados en Roma: Pedro y Pablo.
Pedro es el rudo pescador de Galilea, discípulo desde la primera hora, casado, que lo deja todo para seguir la llamada del Señor. Su importancia excepcional radica en el hecho de haber sido llamado para ser fundamento de la Iglesia tras una profesión de fe y una triple promesa de amor. Pedro es la roca que debe dar firmeza a sus hermanos vacilantes. Después de la resurrección será Pedro quien lleve siempre la iniciativa de las decisiones internas y las respuestas ante las autoridades.
Pablo es el intelectual de Tarso, celoso perseguidor primero y ardiente apóstol después de la conversión. Recibió la misión de fundar la Iglesia entre los paganos. Viajero infatigable, recorrió gran parte del Imperio Romano proclamando la Buena Noticia, en medio de peligros y grandes dificultades.
Ambos son columnas de la Iglesia, en la que imprimieron la forma de su personalidad de manera decisiva. Pedro -y sus sucesores- ocupa el máximo cargo o función dentro de la institución, asegura la unidad y "preside la caridad de todas la Iglesias". Pablo es el carismático que dispara su dinamismo en todas las direcciones y sorprende por sus actividades, siguiendo las mociones del Espíritu. Ambos encarnan dos fuerzas diferentes y dos elementos complementarios, con idéntica fidelidad hasta la muerte dentro de la Iglesia del Señor.
Concluyo citando un sermón de san Agustín: "En un solo día, celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran, en realidad, una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina".

Oración universal
Por Jesucristo, el Hijo de Dios, presentemos al Padre nuestras plegarias. Oremos diciendo:
R. ESCUCHANOS, PADRE.
1. Por la Iglesia, por cada uno de los cristianos; para que vivamos cada día más intensamente la fe y el amor de Jesucristo que nos han transmitido los apóstoles. Roguemos al Señor. R.
2. Por el papa Benedicto, sucesor de Pedro; para que con su testimonio llene de esperanza y de alegría a todo el pueblo cristiano. Roguemos al Señor. R.
3. Por los que son perseguidos a causa de Jesucristo y del Evangelio que sientan siempre en ellos la fuerza del Espíritu Santo para seguir proclamándolo. Roguemos al Señor. R.
4. Por todos los que niegan a Jesucristo o no se sienten atraídos por él; para que puedan vivir un día la alegría de la fe. Roguemos al Señor. R.
5. Por los que celebramos en esta Eucaristía los misterios de la Pascua del Señor; para que nos alegremos de compartir su pasión para alcanzar la vida nueva de la resurrección. Roguemos al Señor. R.
S. Acoge, Padre del cielo, las oraciones de tu Iglesia que recuerda hoy la palabra y el martirio de san Pedro y san Pablo; y que ellos nos ayuden a ser cada día más fieles al evangelio de Jesucristo, que ellos anunciaron y que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Lecturas de la semana
Lunes 30: Am 2, 6-10.13-16; Sal 49; Mt 8,18-22
Martes 01: Am 3, 1-8; 4,11-12; Sal 5; Mt 8, 23-27
Miércoles 02: Am 5,14-15.21-24; Sal 116; Jn 20,24-29
Jueves 03: Ef 2, 19-22; Sal 64; Mt 5,20-26.
Santo Tomás, apóstol. Fiesta
Viernes 04: Am 8, 4-6.9-12; Sal 118; Mt 9,9-13
Sábado 05: Am 9, 11-15; Sal 84; Mt 9,14-17

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