miércoles, 18 de junio de 2008

Domingo XII del tiempo ordinario - A-


Libera la vida del pobre de las manos de gente malvada

LECTURA DEL LIBRO DE JEREMÍAS 20, 10-13

Dijo Jeremías: “Yo oía la murmuración de la gente: "hay terror por todas partes; denunciemos a Jeremías”. Hasta mis amigos esperan que yo dé un paso en falso: “A ver si se deja engañar, y entonces lo venceremos, nos vengaremos de él”. Pero el Señor está conmigo, como un guerrero poderoso; mis enemigos caerán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso sufrirán una humillación eterna que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, hazme ver como castigas a esa gente, porque a ti he confiado mi causa. Canten al Señor, alaben al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los malvados.
Palabra de Dios. R.: Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL (68)


R.- QUE ME ESCUCHE TU GRAN BONDAD, SEÑOR.


Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.-
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.-
Mírenlo, los humildes, y alégrense, busquen al Señor, y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. R.-

No hay proporción entre el delito y el don

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 5, 12-15
Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Porque, antes que hubiera Ley había pecado en el mundo, el pecado no se tenía en cuenta porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una desobediencia como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, el don no es como el delito: si por el delito de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos.
                                                                               Palabra de Dios. 

No tengan miedo a los que matan el cuerpo

+ LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 10, 26- 33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “No tengan miedo a los hombres, porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, díganlo ustedes en pleno día, y lo que escuchen al oído pregónenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman más bien al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unas moneditas? y, sin embargo, ni uno de ellos cae al suelo sin que el Padre de ustedes lo disponga. En cuanto a ustedes hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados. Por eso, no tengan miedo; no hay comparación entre ustedes y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte delante de mi Padre que está en el cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
                               Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús

Vivir las exigencias de nuestra fe

En medio de las dificultades y las persecuciones, Jesús nos recomienda valentía para traducir el evangelio eterno a las circunstancias actuales. No se trata de querer imponer a la fuerza, pero si de exponer con fuerza la doctrina de Jesús sobre la vida personal, familiar y social de los hombres.

Jesús pide a los suyos que no teman a los hombres. Desde los primeros cristianos, la persecución abierta y cruel ha acompañado a los seguidores de Jesús. Y esa persecución sigue siendo hoy actual: impresiona ver el número de mártires-testigos que dan hoy su sangre y su vida por la causa del evangelio. Siguen existiendo cristianos capaces de decir, a pleno día y desde las azoteas, verdades que duelen y que les provocan tensiones y peligros de vida.
El Señor nos pide valentía para mostrar al mundo la grandeza de nuestra vocación cristiana. Tenemos una exigencia de manifestarnos cristianos. Y, sobre todo, hay que vivir abiertamente las exigencias de nuestra Fe: hay que manifestar la importancia de Dios en nuestra vida ante una sociedad, muchas veces, distante de la dimensión trascendente; hay que ser justos y honestos por mucha corrupción que haya a nuestro alrededor; hay que vivir las exigencias del amor conyugal aunque la fidelidad parezca cosa del pasado; hay que afirmar con el ejemplo de nuestra vida que hay valores mucho más serios que los del consumo.
“No teman”, nos ha dicho Jesús. Esto vale frente a aquellos que excluyen a Dios en nombre de la tolerancia y los derechos humanos; y también ante nuestras propias fragilidades e incertidumbres interiores. No debemos temer jamás, ya que Dios no nos abandona.


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