miércoles, 28 de junio de 2017

Domingo XIII del Tiempo Ordinario - A

Es un hombre santo de Dios; se retirará aquí.

LECTURA DEL SEGUNDO LIBRO DE LOS REYES 4, 8-11. 14-16a

Pasó Eliseo un día por Sunén. Vivía allí una mujer principal que le insistió en que se quedase a comer; y, desde entonces, se detenía allí a comer cada vez que pasaba.
Ella dijo a su marido:
«Estoy segura de que es un hombre santo de Dios el que viene siempre a vernos. Construyamos en la terraza una pequeña habitación y pongámosle arriba una cama, una mesa, una silla y una lámpara, para que cuando venga pueda retirarse».
Llegó el día en que Eliseo se acercó por allí, y se retiró a la habitación de arriba, donde se acostó.
Entonces se preguntó Eliseo:
«¿Qué podemos hacer por ella?».
Respondió Guejazi, su criado:
«Por desgracia no tiene hijos, y su marido es ya anciano».
Eliseo ordenó que la llamase. La llamó y ella se detuvo a la entrada.
Eliseo le dijo:
«El año próximo, por esta época, tú estarás abrazando un hijo».
                                                                                                                                   Palabra de Dios.
Salmo 88, 2-3. 16-17. 18-19

R. CANTARÉ ETERNAMENTE LAS MISERICORDIAS DEL SEÑOR.

Cantaré eternamente las  misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por  todas las edades.
Porque dije: "Tu  misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has  afianzado tu fidelidad." R.

Dichoso el pueblo que sabe  aclamarte:
camina, oh Señor, a la luz  de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

Porque tú eres su honor y su  fuerza,
y con tu favor realzas  nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro  escudo,
y el Santo de Israel nuestro  rey. R.

Sepultados con él por el bautismo, andemos en una vida nueva

LECTURA DE LA CARTA A LOS ROMANOS 6,3-4.8-11

Hermanos:
Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte.
Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios.
Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
ALELUYA 1 P 2, 9

Vosotros sois una raza elegida, un sacerdocio real, una nación consagrada; proclamad las hazañas del que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa.

EVANGELIO

El que no carga con la cruz no es digno de mí; el que les recibe a ustedes me recibe a mí.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 10,37-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que les recibe a ustedes me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad les digo que no perderá su recompensa».

                                                                                                                                   Palabra del Señor.

Comentario al Evangelio.


Personajes:

Mateo habla aquí de cuatro grupos de personas: ustedes (= apóstoles), los profetas, los justos y los pequeños que componen su comunidad.

Jesús es señal de contradicción, una causa de discordia y de división.

Para ello hace referencia a las relaciones familiares.  En la cultura en la que vivieron Jesús y los primeros cristianos la obediencia del hijo al padre, de la hija a la madre y de la nuera a la suegra eran la base de la organización familiar, esta era poco menos que sagrada. Jesús afirma que por encima de la familia hay otros valores.

La suerte de perder la propia identidad

Aquí se plantea la alternativa de tener que elegir entre Jesús y la propia familia, entre Jesús y la propia seguridad, entre conservar la vida o perderla por él. Por tres veces se repite el estribillo "no es digno de mí". De hecho es una alternativa dolorosa y arriesgada romper con las propias seguridades. Esta exigencia  viene simbolizada en la actitud de tomar la cruz y seguir a Jesús. Finalmente, propone un cambio en la escala de valores de los discípulos: conservar la vida o perderla y perderla por él es conservarla. Jesús nos invita a seguir su ejemplo, a entregarnos cómo él y alcanzar así una vida en plenitud.

El mensaje de Jesús es claro: salir de sobre el cual estaban apoyados nuestros pies para apoyarnos en su seguimiento teniendo como señal el conflicto y la cruz. ..."El nos dio el ejemplo para que sigamos sus huellas. El quiere asociar a su sacrificio redentor a aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios. Eso lo realiza en forma excelsa en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al misterio de su sufrimiento redentor." Santa Rosa de Lima dirá: "fuera de la cruz no hay otra escala por donde subir al cielo" (CEC 618). San Francisco de Asís: "Tomad vuestros cuerpos y cargad con su santa cruz / y seguid hasta el fin sus santísimos preceptos (OfP 7,8; 15,13)

"El que conserve su vida la perderá, y el que la pierda por mí, la conservará". Conservar la vida es llevarla según nuestros intereses personales, es desinteresarse de los demás. Perder la vida por él, en cambio, es jugárselo sin demasiados cálculos oportunistas, arriesgar todo; gastar sin reservas; darse apasionadamente; estar dispuesto a perder todo por una causa digna.

La familia no es intocable

Hay muchos cristianos - sobre todo sacerdotes y obispos - que defienden la familia en abstracto, sin detenerse a reflexionar sobre el contenido de un proyecto familiar entendido y vivido desde el Evangelio. La familia se entiende de maneras muy diversas en la realidad. Hay familias abiertas al servicio de la sociedad, que enseñan solidaridad, son liberadoras. Otras son replegadas, egoístas, opresoras. Lo decisivo no es la familia de carne sino la gran familia del Reinado de Dios Padre.

El signo de la hospitalidad

El discurso misionero, que en su comienzo nos presenta la misión como un ir entre lobos, se cierra con un benéfico vaso de agua, que no quedará sin recompensa.
En un mundo lleno de grupos enfrentados, tanto políticos, sociales y religiosos..., es importante la llamada evangélica a la acogida. Acoger es abrir las puertas de nuestro hogar, dar algo de nuestro tiempo, de nuestros bienes y de nuestra amistad.
Se trata de ser un ejército pacífico de voluntarios que trabajan de manera gratuita y callada en los mil rincones de este mundo, sólo porque les nace del corazón estar junto a los que sufren, a los caídos, a los abandonados. Según san Francisco de Asís se trata de "amar a los que Cristo ama" 2C.
"El voluntario no ha pintado un cuadro, no ha hecho una escultura, no ha inventado una música, no ha escrito un poema, pero ha hecho una obra de arte con sus horas libres". Gloria Fuertes. 



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