viernes, 6 de septiembre de 2024

Solemnidad de la Virgen del Carmen

Celebración litúrgica de la Virgen del Carmen

 

Antífona de entrada

Salve, Madre Santa, Virgen, Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por los siglos de los siglos.

Monición de entrada

Hoy celebramos la festividad en honor a la Virgen María, bajo la advocación de Virgen del Carmen” La liturgia da gracias a Dios nuestro Padre por ese don inmenso de su amor, de culto y alabanza a María contemplando su misterio y su misión como Madre universal de todos los hombres y Reina del Carmelo. La experiencia espiritual del Carmelo nos desvela especialmente dos notas de María: Es la Virgen Orante, modelo de todo cristiano en la meditación y vivencia de la Palabra y es la Madre espiritual que nos lleva en nuestra vida cristiana hacia la plenitud de Cristo. Dispongámonos a vivir agradecidos este día la fiesta, poniéndonos de pie y entonando con alegría el canto de entrada.

Saludo.

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Acto penitencial

Yo confieso…

Gloria ….

Oración colecta

TE suplicamos, Señor, que nos ayuda la admirable intercesión de la gloriosa Virgen María, para que, protegidos por su ayuda, consigamos llegar hasta el monte que es Cristo. Él, que vive y reina contigo.

MONICIONES A LAS LECTURAS

PRIMERA LECTURA

En la primera lectura, tomada del primer libro de los reyes, se manifiesta el poder de Dios ante el mundo y quienes no tienen su confianza puesta en él. Como fruto de la oración de su siervo Elías, Dios derrama su bendición como lluvia ante el pueblo que sufría por la sequía y el hambre, esto como una prueba para el rey Ajab y el pueblo de que él, es el verdadero Dios. Esta es la misma experiencia del cristiano con María, subimos al monte junto a ella como esa sierva del Señor a la cual acudimos confiadamente. Escuchemos con atención.

SEGUNDA LECTURA

Pablo, alude a la Madre de Jesús, y expresa que Cristo, intervino totalmente en la historia. De esta manera, subraya la solidaridad liberadora del Señor, con todo el género humano. Escuchemos atentamente.

SANTO EVANGELIO

En el Santo evangelio según san Juan, se nos presenta a María, que está a los pies de la cruz, aquí ejerce su rol de madre de los creyentes, además de Madre de Jesús, Con el gesto de confiarla al discípulo predilecto –figura de todos los discípulos fieles hasta la cruz-Jesús quiere manifestar esta nueva maternidad de la Virgen. Puestos en pie, entonamos el canto de Aleluya y escuchamos la proclamación del evangelio.

LECTURAS BÍBLICAS.

1ª LECTURA 1Rey 18, 1-2. 41-46

Lectura del primer libro de los Reyes.

Al tercer año, la palabra del Señor llegó a Elías, en estos términos: “Ve a presentarte a Ajab, y Yo enviaré lluvia a la superficie del suelo”. Entonces Elías partió para presentarse ante Ajab y le dijo: “Sube a comer y a beber, porque ya se percibe el ruido de la lluvia”. Ajab subió a comer y a beber, mientras Elías subía a la cumbre del Carmelo. Allí se postró en tierra, con el rostro entre las rodillas. Y dijo a su servidor: “Sube y mira hacia el mar”. Él subió, miró y dijo: “No hay nada”. Elías añadió: “Vuelve a hacerlo siete veces”. La séptima vez, el servidor dijo: “Se eleva del mar una nube, pequeña como la palma de una mano”. Elías dijo: “Ve a decir a Ajab: Engancha el carro y baja, para que la lluvia no te lo impida”. El cielo se oscureció cada vez más por las nubes y el viento, y empezó a llover copiosamente. Ajab subió a su carro y partió para Izreel. La mano del Señor se posó sobre Elías; él se ató el cinturón y corrió delante de Ajab hasta la entrada de Izreel. Palabra de Dios.

SALMO Sal 129, 1-8

R. En el Señor se encuentra la misericordia.

Desde lo más profundo te invoco, Señor, ¡Señor, oye mi voz!. Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.

Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.

Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Mi alma espera al Señor, más que el centinela la aurora. R.

Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor, porque en Él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.

 2ª LECTURA Gál 4, 4-7

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.

Hermanos: Cuando se cumplió el tiempo establecido, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer y sujeto a la Ley, para redimir a los que estaban sometidos a la Ley y hacernos hijos adoptivos. Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de Dios. Palabra de Dios.

ALELUYA Lc 1, 42

Aleluya. ¡Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! Aleluya.

EVANGELIO Jn 19, 25-27

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Palabra del Señor.

 

O BIEN

Lectura de la profecía de Zacarías     2, 14-17

Grita de júbilo y alégrate, hija de Sión: porque Yo vengo a habitar en medio de ti -oráculo del Señor- Aquel día, muchas naciones se unirán al Señor: ellas serán un pueblo para Él y habitarán en medio de ti. ¡Así sabrás que me ha enviado a ti el Señor de los ejércitos!

    El Señor tendrá a Judá como herencia, como su parte en la Tierra santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén. ¡Que callen todos los hombres delante del Señor, porque Él surge de su santa Morada! Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL    Lc 1, 46-55

R. El Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.

Su nombre es santo.

Mi alma canta la grandeza del Señor,

y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador. R.

Porque Él miró con bondad la pequeñez de su servidora.

En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,

porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:

¡su Nombre es santo! R.

Su misericordia se extiende de generación en generación

sobre aquellos que lo temen.

Desplegó la fuerza de su brazo,

dispersó a los soberbios de corazón. R.

Derribó a los poderosos de su trono

y elevó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos

y despidió a los ricos con las manos vacías. R.

Socorrió a Israel, su servidor,

acordándose de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

en favor de Abraham

y de su descendencia para siempre. R.

ALELUYA     Lc 11, 28

Felices los que escuchan la palabra de Dios y la practican.

Del Evangelio según San Mateo (Mt 12,46-50).

Todavía estaba hablando a la multitud, cuando su madre y sus hermanos, que estaban afuera, trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren hablarte».

Jesús le respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».

Y señalando con la mano a sus discípulos, agregó: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre».  Palabra del Señor.

Reflexión

CREDO

Oración de los fieles

C: Invoquemos a Dios nuestro Padre en esta solemnidad de la Virgen María del Monte Carmelo para que, por su intercesión, derrame sus gracias sobre toda la humanidad y digamos con fe:     

-         Por la santa Iglesia de Cristo que en María contempla su Madre y modelo, para que aprenda a escuchar la Palabra y a proclamarla a toda la humanidad, roguemos al Señor.      

-         Por todos aquellos que invocan a María como Madre y Protectora, para que encuentren en Ella refugio en las adversidades y estímulo en la vida cristiana, roguemos al Señor.      

-         Por las personas que llevan el santo Escapulario del Carmen, signo de consagración y de esperanza, para que aprendan a imitar las virtudes de la Virgen y reflejen en sus obras una vida evangélica, roguemos al Señor.       

-         Por quienes invocan a María, la Virgen del Carmen, en los peligros de la tierra y del mar, para que por ella lleguen a Cristo, Salvador de la humanidad, roguemos al Señor. 

-         Por aquellas personas que duermen ya el sueño de la paz para que, por intercesión de la Virgen María, gocen de las alegrías del cielo, roguemos al Señor.       

-         Por todos nosotros, para que la participación en el misterio de Cristo, nacido de la Virgen María, nos ayude a ser en el mundo testigos del amor de Dios, roguemos al Señor.

C: Escucha, Padre Santo, la oración de tu Iglesia, y por la intercesión de la Santísima Virgen del Carmen, concédenos cuanto te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor.

Padre Nuestro

3 Ave Marías

La paz

Antífona de comunión          Cf. Lc 11, 27

Bienaventurado el vientre de María, la Virgen, que llevó al Hijo del eterno Padre.

Oración final

Te suplicamos, Señor, que la poderosa intercesión de la Virgen María, en su advocación del monte Carmelo, nos ayude y nos haga llegar hasta Cristo, monte de salvación. Que vive y reina contigo. Por los siglos de los siglos.

 

REFLEXIONES

Primera Reflexión

Lazos de amor, no de sangre

En el día de la Memoria (opcional) de Nuestra Señora del Carmen, la liturgia presenta el pasaje de Mateo relativo al grado de "familiaridad" con Jesús. Un grado que no es de sangre, sino de imitación: "Todo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre". Uno pasa a formar parte de "su familia" no por la sangre, sino por una elección libre y personal que se traduce en el compromiso de hacer la voluntad del Padre.

María, la primera discípula

Como confirmación de lo que se acaba de decir, fue el propio Jesús quien respondió a una mujer que ensalzaba a su Madre: "¡Bendito el vientre que te llevó y el pecho del que tomaste leche!". Jesús replicó: "Más bien, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen" (Lc 11,27-28). Pero hay que tener presente que María es la que sabe escuchar, la que sabe guardar, la que sabe remitirse a su Hijo: "Haced lo que Él os diga" (Jn 2,5). María es la que nunca abandona a su Hijo Jesús, ni siquiera en el camino hacia la Cruz, y se mantiene de pie junto a la Cruz. Es una discípula que nunca abandona al Señor Jesús.

María, modelo para los cristianos

Todo esto nos lleva a querer imitar a la Virgen María. En el Monte Carmelo, los monjes lo hicieron y lo hacen, pero todo cristiano está llamado a mirar a María para aprender de ella, y a encomendarse a su intercesión para guardar la pureza de la fe contra los ídolos baales de hoy.

El escapulario que libera de las penas del purgatorio

A San Simón Stock, que propagó la devoción de Nuestra Señora del Monte Carmelo y compuso un bello himno para ella, el Flos Carmeli, la Virgen le aseguró que los que mueran llevando el escapulario se salvarán.

Segunda reflexión

«Todo el que cumpla la voluntad de mi Padre, ése es (…) mi madre»

Fray Valentí SERRA i Fornell

(Barcelona, España)

Hoy recordamos a la Virgen bajo la popular advocación del Carmen. La Sagrada Escritura celebra la belleza de la montaña del Carmelo donde el profeta Elías defendió la pureza de la fe. En el fragmento evangélico de esta jornada, Jesús —el Señor— elogia indirectamente la pureza de la fe de su Madre Santísima la cual, de manera perfecta, cumplió la voluntad del Padre del cielo (cf. Mt 12,50), tanto que Ella ha llegado a ser para todas las generaciones de discípulos el modelo más perfecto de cómo escuchar y vivir fructuosamente la Palabra divina.

Esta Palabra no puede permanecer escondida, sino que ha de resplandecer e iluminar a todo el mundo. Por esto, los cristianos hemos de ser una suerte de “portalámparas” del Evangelio a través del cumplimiento fiel y asiduo de la voluntad del Padre celestial, tal como diariamente nos lo enseña a hacer nuestra Madre Santísima, quien, de modo semejante a nosotros, también tuvo que «peregrinar por los caminos de la fe» (Concilio Vaticano II).

A propósito de la fe de María y de su docilidad en el cumplimiento de la voluntad del Padre, el papa san Pablo VI manifestó que María «tenía la fe que suponía, no la evidencia directa del conocimiento, sino la aceptación de la verdad por la Palabra de Dios que la revela». En el Reino de Dios, que Jesús ha inaugurado, el motivo de gloria o de pertenencia, no se ha de poner en el parentesco según la sangre, ya que se trata de un reino espiritual donde las relaciones de parentesco con Jesús se forjan a partir de la obediencia a su Palabra, lo cual ha de conducirnos a amar y servir a los hermanos.

¡Que Ella, María, nos confirme en nuestra vocación cristiana y nos aumente el gusto para saborear las cosas espirituales y, que bajo su guía y protección, podamos ascender a las cimas más elevadas de la montaña que es Cristo, su Hijo!

 

De los sermones de San León Magno, papa

Dios elige a una virgen de la descendencia real de David; y esta virgen, destinada a llevar en su seno el fruto de una sagrada fecundación, antes de concebir corporalmente a su prole, divina y humana a la vez, la concibió en su espíritu. Y, para que no se espantara, ignorando los designios divinos, al observar en su cuerpo unos cambios inesperados, conoce, por la conversación con el ángel, lo que el Espíritu Santo ha de operar en ella. Y la que ha de ser Madre de Dios confía en que su virginidad ha de permanecer sin detrimento. ¿Por qué había de dudar de este nuevo género de concepción, si se le promete que el Altísimo pondrá en juego su poder? Su fe y su confianza quedan, además, confirmadas cuando el ángel le da una prueba de la eficacia maravillosa de este poder divino, haciéndole saber que Isabel ha obtenido también una inesperada fecundidad: el que es capaz de hacer concebir a una mujer estéril puede hacer lo mismo con una mujer virgen.

Así pues, el Verbo de Dios, que es Dios, el Hijo de Dios, que en el principio estaba junto a Dios, por medio del cual se hizo todo, y sin el cual no se hizo nada, se hace hombre para librar al hombre de la muerte eterna; se abaja hasta asumir nuestra pequeñez, sin menguar por ello su majestad, de tal modo que, permaneciendo lo que era y asumiendo lo que no era, une la auténtica condición de esclavo a su condición divina, por la que es igual al Padre; la unión que establece entre ambas naturalezas es tan admirable, que ni la gloria de la divinidad absorbe la humanidad, ni la humanidad disminuye en nada la divinidad.

Quedando, pues, a salvo el carácter propio de cada una de las naturalezas, y unidas ambas en una sola persona, la majestad asume la humildad, el poder la debilidad, la eternidad la mortalidad; y, para saldar la deuda contraída por nuestra condición pecadora, la naturaleza invulnerable se une a la naturaleza pasible, Dios verdadero y hombre verdadero se conjugan armoniosamente en la única persona del Señor; de este modo, tal como convenía para nuestro remedio, el único y mismo mediador entre Dios y los hombres pudo a la vez morir y resucitar, por la conjunción en él de esta doble condición. Con razón, pues, este nacimiento salvador había de dejar intacta la virginidad de la madre, ya que fue a la vez salvaguarda del pudor y alumbramiento de la verdad.

Tal era, amadísimos, la clase de nacimiento que convenía a Cristo, fuerza y sabiduría de Dios; con él se mostró igual a nosotros por su humanidad, superior a nosotros por su divinidad. Si no hubiera sido Dios verdadero, si no hubiera podido remediar nuestra situación; si no hubiera sido hombre verdadero, no hubiera podido darnos ejemplo.

Por eso, al nacer el Señor, los ángeles cantan llenos de gozo: Gloria a Dios en el cielo, y proclaman: y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Ellos ven, en efecto, que la Jerusalén celestial se va edificando por medio de todas las naciones del orbe. ¿Cómo, pues, no habría de alegrarse la pequeñez humana ante esta obra inenarrable de la misericordia divina, cuando incluso los coros sublimes de los ángeles encontraban en ella un gozo tan intenso?

 

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