miércoles, 25 de junio de 2008

San Pedro y San Pablo


Monicion de entrada
Paz y bien
Celebramos en este domingo una de las grandes fiestas de la familia cristiana: la de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Ellos son un punto de referencia para todos nosotros. Recordamos su fe, su testimonio, su ilusión de creyentes en Jesús. Y nos alegramos de su fidelidad, porque gracias a ellos y a los demás apóstoles y discípulos de los primeros tiempos la Buena Noticia ha llegado hasta nosotros.
Con su misma fe, con su misma ilusión, celebramos hoy aquella Eucaristía que ellos recibieron del Señor y celebraron en sus comunidades.
S. Que Jesús, el Señor, el Hijo de Dios vivo, esté con todos ustedes.

A. penitencial:
En silencio, pongámonos ante Dios.
Tú, que por medio de los apóstoles nos has hecho llegar tu Buena Noticia. SEÑOR, TEN PIEDAD.
Tú, que eres el Hijo del Dios vivo. CRISTO, TEN PIEDAD.
Tu, que eres nuestra resurrección y nuestra vida. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Monición Lecturas (Vigilia y día)
Que las lecturas de hoy nos hagan sentir muy cerca de nosotros a los apóstoles Pedro y Pablo. Que nos transmitan su fe, su esperanza, su fidelidad profunda al Señor. La primera lectura que vamos a escuchar nos hablará del apóstol Pedro. En la segunda el propio apóstol Pablo nos explicará cual era el fundamento de toda su existencia. Y en el evangelio vamos a oír aquella profesión de fe y de amor en la que debe reflejarse nuestra fe y nuestro amor. Escuchemos atentamente la Palabra de Dios.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 12,1-11
Por aquel entonces, el rey Herodes hizo arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Mandó ejecutar a Santiago, hermano de Juan, y al ver que esto agradaba a los judíos, también hizo arrestar a Pedro. Eran los días de “los panes Ácimos” Después de arrestarlo, lo hizo encarcelar, poniéndolo bajo la custodia de cuatro relevos de guardia, de cuatro soldados cada uno. Su intención era hacerlo comparecer el pueblo después de la Pascua. Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él. La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre los soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. De pronto, apareció el ángel del Señor y una luz resplandeció en el calabozo. EI ángel sacudió a Pedro y lo hizo levantar, diciéndole: «¡Levántate rápido!» Entonces las cadenas se le cayeron de las manos. EI ángel le dijo: «Tienes que ponerte el cinturón y las sandalias», y Pedro lo hizo. Después le dijo: «cúbrete con el manto y sígueme». Pedro salió y lo seguía; no se daba cuenta de que era cierto lo que estaba sucediendo por intervención del ángel, sino que creía tener una visión. Pasaron así el primero y el segundo puesto de guardia, y llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad. La puerta se abrió sola delante de ellos. Salieron y anduvieron hasta el extremo de una calle, y enseguida el ángel se alejó de él. Pedro, volviendo en sí, dijo: «Ahora se que realmente el Señor envió a su ángel y me libró de las manos de Herodes y de todo cuanto esperaba el pueblo judío». Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 33
R. El Señor me libró de todos mis temores.
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios; Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. R
Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su nombre todos juntos. Busqué al Señor: Él me respondió y me libró de todos mis temores. R.
Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y los salvó de sus angustias. R.
El ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!. R.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 4,6-8.17-18
Querido hijo:
Yo estoy a punto de ser derramado como una libación, y el momento de mi partida se aproxima: he peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparado para mi la corona de justicia, que el Señor, como justo Juez, me dará en ese día, y no solamente a mí, sino a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación. EI Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas para que el mensaje "fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león. EI Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en su reino celestial. ¡A él sea la gloria por los siglos de los siglos! Amén. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aleluya, aleluya. Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. R. Aleluya.

Lectura del santo evangelio según san Mateo 16,13-19
R. Gloria a ti, Señor.
AI llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas». “Y ustedes - les preguntó-, ¿quién dicen que soy?» Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo». Y Jesús le dijo: «Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo; Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo».
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Dos columnas de la Iglesia
No alcanzan las palabras para resaltar lo que han significado estas dos "columnas" de fa fe cristiana que fueron martirizados en Roma: Pedro y Pablo.
Pedro es el rudo pescador de Galilea, discípulo desde la primera hora, casado, que lo deja todo para seguir la llamada del Señor. Su importancia excepcional radica en el hecho de haber sido llamado para ser fundamento de la Iglesia tras una profesión de fe y una triple promesa de amor. Pedro es la roca que debe dar firmeza a sus hermanos vacilantes. Después de la resurrección será Pedro quien lleve siempre la iniciativa de las decisiones internas y las respuestas ante las autoridades.
Pablo es el intelectual de Tarso, celoso perseguidor primero y ardiente apóstol después de la conversión. Recibió la misión de fundar la Iglesia entre los paganos. Viajero infatigable, recorrió gran parte del Imperio Romano proclamando la Buena Noticia, en medio de peligros y grandes dificultades.
Ambos son columnas de la Iglesia, en la que imprimieron la forma de su personalidad de manera decisiva. Pedro -y sus sucesores- ocupa el máximo cargo o función dentro de la institución, asegura la unidad y "preside la caridad de todas la Iglesias". Pablo es el carismático que dispara su dinamismo en todas las direcciones y sorprende por sus actividades, siguiendo las mociones del Espíritu. Ambos encarnan dos fuerzas diferentes y dos elementos complementarios, con idéntica fidelidad hasta la muerte dentro de la Iglesia del Señor.
Concluyo citando un sermón de san Agustín: "En un solo día, celebramos el martirio de los dos apóstoles. Es que ambos eran, en realidad, una sola cosa, aunque fueran martirizados en días diversos. Primero lo fue Pedro, luego Pablo. Celebramos la fiesta del día de hoy, sagrado para nosotros por la sangre de los apóstoles. Procuremos imitar su fe, su vida, sus trabajos, sus sufrimientos, su testimonio y su doctrina".

Oración universal
Por Jesucristo, el Hijo de Dios, presentemos al Padre nuestras plegarias. Oremos diciendo:
R. ESCUCHANOS, PADRE.
1. Por la Iglesia, por cada uno de los cristianos; para que vivamos cada día más intensamente la fe y el amor de Jesucristo que nos han transmitido los apóstoles. Roguemos al Señor. R.
2. Por el papa Benedicto, sucesor de Pedro; para que con su testimonio llene de esperanza y de alegría a todo el pueblo cristiano. Roguemos al Señor. R.
3. Por los que son perseguidos a causa de Jesucristo y del Evangelio que sientan siempre en ellos la fuerza del Espíritu Santo para seguir proclamándolo. Roguemos al Señor. R.
4. Por todos los que niegan a Jesucristo o no se sienten atraídos por él; para que puedan vivir un día la alegría de la fe. Roguemos al Señor. R.
5. Por los que celebramos en esta Eucaristía los misterios de la Pascua del Señor; para que nos alegremos de compartir su pasión para alcanzar la vida nueva de la resurrección. Roguemos al Señor. R.
S. Acoge, Padre del cielo, las oraciones de tu Iglesia que recuerda hoy la palabra y el martirio de san Pedro y san Pablo; y que ellos nos ayuden a ser cada día más fieles al evangelio de Jesucristo, que ellos anunciaron y que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

Lecturas de la semana
Lunes 30: Am 2, 6-10.13-16; Sal 49; Mt 8,18-22
Martes 01: Am 3, 1-8; 4,11-12; Sal 5; Mt 8, 23-27
Miércoles 02: Am 5,14-15.21-24; Sal 116; Jn 20,24-29
Jueves 03: Ef 2, 19-22; Sal 64; Mt 5,20-26.
Santo Tomás, apóstol. Fiesta
Viernes 04: Am 8, 4-6.9-12; Sal 118; Mt 9,9-13
Sábado 05: Am 9, 11-15; Sal 84; Mt 9,14-17

miércoles, 18 de junio de 2008

Domingo XII del tiempo ordinario - A-


Libera la vida del pobre de las manos de gente malvada

LECTURA DEL LIBRO DE JEREMÍAS 20, 10-13

Dijo Jeremías: “Yo oía la murmuración de la gente: "hay terror por todas partes; denunciemos a Jeremías”. Hasta mis amigos esperan que yo dé un paso en falso: “A ver si se deja engañar, y entonces lo venceremos, nos vengaremos de él”. Pero el Señor está conmigo, como un guerrero poderoso; mis enemigos caerán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso sufrirán una humillación eterna que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, hazme ver como castigas a esa gente, porque a ti he confiado mi causa. Canten al Señor, alaben al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los malvados.
Palabra de Dios. R.: Te alabamos Señor.


SALMO RESPONSORIAL (68)


R.- QUE ME ESCUCHE TU GRAN BONDAD, SEÑOR.


Por ti he aguantado afrentas, la vergüenza cubrió mi rostro. Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R.-
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R.-
Mírenlo, los humildes, y alégrense, busquen al Señor, y revivirá su corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. Alábenlo el cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle en ellas. R.-

No hay proporción entre el delito y el don

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 5, 12-15
Hermanos:
Por un solo hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado entró la muerte, y así la muerte pasó a todos los hombres, porque todos pecaron. Porque, antes que hubiera Ley había pecado en el mundo, el pecado no se tenía en cuenta porque no había Ley. A pesar de eso, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una desobediencia como la de Adán, que era figura del que había de venir. Sin embargo, el don no es como el delito: si por el delito de uno murieron todos, mucho más, la gracia otorgada por Dios, el don de la gracia que correspondía a un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos.
                                                                               Palabra de Dios. 

No tengan miedo a los que matan el cuerpo

+ LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 10, 26- 33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: “No tengan miedo a los hombres, porque nada hay secreto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, díganlo ustedes en pleno día, y lo que escuchen al oído pregónenlo desde la azotea. No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, teman más bien al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unas moneditas? y, sin embargo, ni uno de ellos cae al suelo sin que el Padre de ustedes lo disponga. En cuanto a ustedes hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados. Por eso, no tengan miedo; no hay comparación entre ustedes y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte delante de mi Padre que está en el cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo.
                               Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús

Vivir las exigencias de nuestra fe

En medio de las dificultades y las persecuciones, Jesús nos recomienda valentía para traducir el evangelio eterno a las circunstancias actuales. No se trata de querer imponer a la fuerza, pero si de exponer con fuerza la doctrina de Jesús sobre la vida personal, familiar y social de los hombres.

Jesús pide a los suyos que no teman a los hombres. Desde los primeros cristianos, la persecución abierta y cruel ha acompañado a los seguidores de Jesús. Y esa persecución sigue siendo hoy actual: impresiona ver el número de mártires-testigos que dan hoy su sangre y su vida por la causa del evangelio. Siguen existiendo cristianos capaces de decir, a pleno día y desde las azoteas, verdades que duelen y que les provocan tensiones y peligros de vida.
El Señor nos pide valentía para mostrar al mundo la grandeza de nuestra vocación cristiana. Tenemos una exigencia de manifestarnos cristianos. Y, sobre todo, hay que vivir abiertamente las exigencias de nuestra Fe: hay que manifestar la importancia de Dios en nuestra vida ante una sociedad, muchas veces, distante de la dimensión trascendente; hay que ser justos y honestos por mucha corrupción que haya a nuestro alrededor; hay que vivir las exigencias del amor conyugal aunque la fidelidad parezca cosa del pasado; hay que afirmar con el ejemplo de nuestra vida que hay valores mucho más serios que los del consumo.
“No teman”, nos ha dicho Jesús. Esto vale frente a aquellos que excluyen a Dios en nombre de la tolerancia y los derechos humanos; y también ante nuestras propias fragilidades e incertidumbres interiores. No debemos temer jamás, ya que Dios no nos abandona.


miércoles, 11 de junio de 2008

Domingo XI del tiempo ordinario - A-


Monición
Con alegría, nos hemos reunido aquí en la iglesia. Sin duda cada uno de nosotros tenemos problemas y angustias que nos hacen sufrir. Pero aún así, aquí venimos con alegría. Porque sabemos que podemos contar con la gracia y el amor de Jesús, que nos llama a formar parte de su Reino. Y esta llamada no son sólo palabras bonitas o esperanzas ilusorias: esta llamada es la certeza de que él está siempre con nosotros, y se fía de nosotros, y nos invita a seguir su mismo camino. Y esto es muy importante.
Hoy, en el evangelio, escucharemos como Jesús llama y envía a sus apóstoles. Es el inicio de la comunidad de sus seguidores, esa comunidad que formamos todos nosotros. Por eso estamos reunidos aquí, para proseguir el camino de esta comunidad que Jesús ha convocado.

Celebrante. La paz de Jesucristo esté con todos ustedes.

A. penitencial:
En silencio, preparémonos para celebrar la Eucaristía.
- Tú, que nos llamas a seguirte. SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, que nos reúnes para formar tu pueblo. CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, que estás siempre con nosotros. SEÑOR, TEN PIEDAD.

Gloria

Lecturas

1. Hoy, en la primera lectura, escucharemos la llamada que Dios hace al pueblo de Israel. Esta llamada Jesús la repetirá en el evangelio, para reunir a un nuevo pueblo, un pueblo renovado y lleno de vida. En el salmo le aclamamos al Señor porque es Él quien nos reúne para que seamos su pueblo, un pueblo guiado por su misericordia y su fidelidad.
2. Seguimos leyendo en la segunda lectura, como los domingos anteriores, la carta de san Pablo a los cristianos de Roma. EI apóstol nos habla de la salvación que hemos recibido. Jesús, con su fidelidad hasta la muerte, nos ha acercado definitivamente a Dios.

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 19, 2-6a
En aquellos días, los israelitas, llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña. Moisés subió al encuentro de Dios. El Señor lo llamó desde la montaña, y le dijo: “Así dirás a la descendencia de Jacob, a los hijos de Israel: "Ya ustedes han visto lo que he hecho con los egipcios, y cómo a ustedes los he llevado sobre alas de águila y los he traído a mí. Ahora, pues, si de veras escuchan mi voz y guardan mi alianza, ustedes serán el pueblo de mi propiedad entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra; serán para mí un reino de sacerdotes y una nación santa.””.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 99
R.- NOSOTROS SOMOS SU PUEBLO Y OVEJAS DE SU REBAÑO.
Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren en su presencia con vítores. R.-
Sepan que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R.-
El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades. R.-

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 5, 6-11
Hermanos:
Cuando nosotros todavía estábamos sin fuerza para salvarnos, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado; en verdad, a duras penas habrá quien muera por una persona justa; por un hombre de bien tal vez se atrevería uno a morir; la prueba de que Dios nos ama es que, siendo nosotros todavía pecadores, Cristo murió por nosotros. ¡Con cuánta más razón, pues, justificados ahora por su sangre, seremos por él salvos del castigo! Si, cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, ¡con cuánta más razón, estando ya reconciliados, seremos salvos por su vida! Y no sólo eso, sino que también nos gloriamos en Dios, mediante nuestro Señor Jesucristo, por quien hemos obtenido ahora la reconciliación.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 9, 36- 10,8
En aquel tiempo, al ver Jesús a la gente, sintió compasión de ellos, porque estaban cansados y abandonados, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al dueño de la cosecha que mande trabajadores a recogerla”.
Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó. A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones: “No vayan a tierra de paganos, ni entren en las ciudades de Samaria, sino vayan a las ovejas descarriadas de Israel. Vayan y proclamen que el reino de los cielos está cerca. Curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Lo que han recibido gratis, denlo gratis”.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús

QUE NADIE SE QUEDE CRUZADO DE BRAZOS
Somos el Pueblo de Dios. Somos un reino de sacerdotes. Dios nos necesita para llevar su amor y su misericordia a todos los hermanos. El Señor necesita “trabajadores". A cada uno -y a todos como Iglesia- el Señor nos elige y envía a proclamar que el Reino de los cielos está cerca. Como los doce apóstoles, somos enviados, no a fustigar el mal, sino a remediarlo. No a lamentar los problemas, sino a aportar soluciones.
Jesús indica a los apóstoles que curen enfermos, resuciten muertos, limpien leprosos y arrojen demonios. Probablemente ninguno de nosotros va a realizar estas obras milagrosas, pero todos sabemos que de muchas maneras podemos ayudar a curar enfermedades del cuerpo y el alma, a dar vida y esperanza a tantos hermanos "muertos" y derrotados, a limpiar ambientes contaminados por la hipocresía, la corrupción, el egoísmo, y arrojar los demonios interiores de nuestro corazón: el miedo, la angustia, el “sin sentido" de la vida.
¿Cómo lo hacemos? Con la palabra oportuna y el testimonio de nuestra vida. Es nuestra vida cotidiana, vivida en la justicia y el amor, nuestra principal predicación. Allí radica nuestro testimonio: nuestra vida de familia, de trabajo, de relación social, deben hacer realidad la célebre oración de san Agustín: "Señor, que viéndome a mí, te encuentren a ti”.
Jesús se lamenta porque los trabajadores son pocos. Que nadie se quede "cruzado de brazos". Todos tienen un lugar en nuestra comunidad para glorificar a Dios y ayudar a los hermanos. No podemos pasar por la vida pretendiendo que a la sociedad la "arreglen otros". Todos podemos y debemos aportar mucho.
(Prof. Arnaldo Cifelli)

Oración universal
Presentemos nuestras plegarias al Padre. EI nos reúne para formar su pueblo. Y quiere que la llamada de su amor llegue a todo el mundo. Oremos diciendo:
R. ESCUCHANOS, PADRE.
1. Por nuestro obispo y por todos los obispos. Que continúen la obra de los doce apóstoles de Jesús, y sean fieles mensajeros de la buena noticia del Evangelio. Roguemos al Señor. R.
2. Por los estudiantes. Que aprendan a ser mejores personas cada día y descubran también la vida renovada que nos da Jesucristo. Roguemos al Señor. R.
3. Por los maestros y profesores. Que, a pesar de las dificultades, sepan vivir con alegría la labor educativa que realizan. Roguemos al Señor. R.
4. Por nuestros Padres y todos los padres, especialmente los presentes. Que el Señor les retribuya todo el bien que nos han hecho desde el momento de nuestra concepción. Roguemos al Señor. R
5. Pidamos también por los padres ausentes y los que no han asumido su responsabilidad y su misión, para que el Señor ilumine sus corazones y siembre en ellos el Amor. Roguemos al Señor. R
6. Por todos nosotros. Que este encuentro dominical en torno a la mesa del Señor haga de nosotros cristianos capaces de dar un buen testimonio del amor de Dios en toda nuestra vida. Roguemos al Señor. R.

Celebrante:
Escucha, Padre nuestra oración, y haz de nosotros buenos trabajadores de las mieses de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lecturas de la semana
Lunes 16: 1R 21, 1-16; Sal 5; Mt 5,38-42
Martes 17: 1R 21, 17-29; Sal 50; Mt 5, 43-48
Miércoles 18: 2R 2,1. 6-14; Sal 30; Mt 6,1-6. 16-18
Jueves 19: Eclo 48, 1-15; Sal 96; Mt 6, 7-15
Viernes 20: 2R 11, 1-4.9-18.20; Sal 131; Mt 6,19-23
Sábado 21: 2Cró 24, 17-25; Sal 88; Mt 6,24-34. San Luis Gonzaga, religioso. Memoria obligatoria.

miércoles, 4 de junio de 2008

Domingo X de Tiempo Ordinario - A-


Monición de entrada
El Señor es nuestra luz y nuestra salvación. Nos encontramos un domingo más alrededor del altar con la convicción de que Jesús es nuestra luz. EI que nos revela la mirada amorosa del Padre. EI que nos hace ver a todos los que nos rodean con la mirada amorosa de Dios. Un Dios que nos acoge siempre, que nos alimenta con su palabra y con la carne y la sangre de su Hijo, como una madre alimenta a sus hijos. Con esta convicción, nada podemos temer, nada puede debilitar nuestra fe.
Nos ponemos en pie y recibamos al celebrante cantando…

S. La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor, estén con todos ustedes.

A. penitencial:
Que la luz del Espíritu ilumine nuestros corazones y nos convierta, antes de escuchar la Palabra de Dios y de celebrar el memorial del Señor. Oremos en silencio. (Silencio)
- Tú, que no has venido a condenar sino a perdonar:
SEÑOR, TEN PIEDAD.
- Tú, que has dicho que hay gran fiesta en el cielo por un pecador que se convierte: CRISTO, TEN PIEDAD.
- Tú, que perdonas mucho a quien mucho ama:
SEÑOR, TENPIEDAD.

Gloria

Monición a las lecturas

1. Hoy escucharemos un fragmento de la profecía de Oseas. Este profeta habla de la relación entre Dios y su pueblo en términos de relación de pareja. EI pueblo acaba por ser infiel a Dios, pero Dios no deja de amar a su pueblo incondicionalmente, absolutamente. Y Ie pide el esfuerzo de amarlo de igual manera. EI salmo 49, que cantaremos después, insiste en que Dios no necesita sacrificios, sino el amor de su pueblo.
2. Pablo recuerda a los cristianos de Roma que Abrahán y Sara respondieron a la promesa de Dios con una fe firme. La misma fe que debemos tener nosotros que creemos en la realización de la promesa: la resurrección de Jesús, que murió por nuestros pecados.

LECTURA DEL LIBRO DE OSEAS 6, 3b-6
Esforcémonos por conocer al Señor: su amanecer es como la aurora y su sentencia surge como la luz. Bajará sobre nosotros como lluvia temprana, como lluvia tardía que empapa la tierra. “¿Qué haré de ti, Efraín? ¿Qué haré de ti, Judá? Su amor es como nube mañanera, como rocío matinal que se evapora. Por eso los herí por medio de los profetas, los condené con la palabra de mi boca. Porque yo quiero amor, y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos”.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

SALMO 49
R.- AL QUE SIGUE BUEN CAMINO LE HARÉ VER LA SALVACIÓN DE DIOS
El Dios de los dioses, el Señor habla: convoca la tierra de Oriente al Occidente. No te reprocho tus sacrificios, pues siempre están tus holocaustos ante mí. R.-

Si tuviera hambre, no te lo diría, pues el orbe y cuanto lo llena es mío.¿Comeré yo carne toros, beberé sangre de cabritos? R.-

Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza, cumple tus votos al Altísimo, e invócame el día del peligro, yo te libraré y tú me darás gloria. R.-

LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS ROMANOS 4, 18-25
Hermanos:
Abraham, esperando contra toda esperanza, creyó, y llegó a ser padre de muchas naciones, según lo que se le había dicho:
--Así será tu descendencia
No vaciló en la fe, aun dándose cuenta de que su cuerpo ya sin vigor –tenía unos cien años--, y el seno de Sara, igualmente estéril. Ante la promesa de Dios no fue incrédulo, sino que se hizo fuerte en la fe, dando con ello gloria a Dios, al persuadirse de que Dios es capaz de hacer lo que promete. Por lo cual le valió la justificación.
Y no sólo por él está escrito “le valió”, sino también por nosotros, a quienes nos valdrá si creemos en el que resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, que fue entregado por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación.
Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 9, 9- 13
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: “sígueme”.
Él se levantó y lo siguió. Y, estando Jesús a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron a comer con Él y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
“¿Cómo es que su Maestro come con publicanos y pecadores?”.
Jesús lo oyó y dijo: “ No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Vayan, aprendan lo que significa: “misericordia quiero y no sacrificios”, que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

HEMOS DE ACOGER A TODOS, COMO JESÚS
Mateo, el recaudador de impuestos era considerado “publicano". Los judíos detestaban a sus compatriotas “publicanos". Los consideraban traidores a la patria y pecadores públicos por colaborar con el invasor romano. Nadie quería tener trato con ellos. A un hombre de semejante reputación, Jesús dirige una perentoria llamada: ¡Sígueme!.
EI mensaje de hoy es reconfortante por demás: Todos los pecadores somos llamados por Dios, en la persona de Jesús, a la fe, a la conversión, al compromiso por el Reino. Y esto ocurre no por nuestros méritos -¡somos pecadores!•, sino por el amor misericordioso de Jesús que no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores.
Todos somos "'Mateo" y sus compañeros publicanos. Todos -en mayor o menor medida- “recaudamos” las más variadas miserias morales. Pero no desesperemos jamás. La mirada de Jesús sobre nuestras vidas no es la mirada descalificadora de los juicios condenatorios, sino la mirada de la misericordia que transforma la vida. Jesús es concluyente: “yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
La Iglesia no es un club de gente "'inmaculada", autosatisfecha, aislada de los demás para no contaminarse. Santa como es, la Iglesia está toda ella compuesta de pecadores perdonados. EI Señor misericordioso quiere verse reflejado en sus seguidores. EI nos llama con el mismo gesto compasivo y amoroso con que llama a Mateo, y quiere que tengamos con los demás idéntica actitud de comprensión, amor y misericordia. Hemos de acoger a todos; también a los considerados parias e intocables. Ellos son también hijos de Dios y hermanos nuestros.

Oración universal:
Hermanos y hermanas, hagamos nuestros los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de toda la humanidad, y oremos por ella. Unámonos a cada petición, diciendo:
R. TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
1. Por todos los cristianos que seamos generosos al servicio del Evangelio y de los hermanos. Roguemos al Señor. R.
2. Por los sacerdotes; para que en el sacramento de la confesión, ofrezcan, en nombre de Dios, la misericordia y el perdón. Roguemos al Señor. R.
3. Por los dirigentes de los pueblos; que trabajen en bien de todos los ciudadanos. Roguemos al Señor. R.
4. Por quienes sufren a causa de cualquier tribulación; que no desfallezcan en su esperanza. Roguemos al Señor. R.
5. Por todos nosotros; que recibamos la bendición del Señor. Roguemos al Señor. R.
S. Dios, que amas la humanidad, concédenos lo que te pedimos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lecturas de la semana
Lunes 09 : 1R 17,1-6; Sal 120; Mt 5,1-12
Martes 10: 1R 17,7-16; Sal 4; Mt 5,13-16
Miércoles 11: Hch 11, 21b-26; 13,1-3; Sal 97; Mt 10, 7-13
San Bernabé, apóstol. Memoria obligatoria
Jueves 12: 1R 18,41-46; Sal 64; Mt 5,20-26
Viernes 13: Sab 7,7-14; Sal 39; Ef 4,7-15;Mc 16,15-20
San Antonio de Padua, presbítero y doctor de la Iglesia. Fiesta
Sábado 14: 1R 19,19-21; Sal 15; Mt 5,33-37

  CELEBRAMOS LA NAVIDAD EN NUESTRA INSTITUCIÓN EDUCATIVA   I.                      DATOS INFORMATIVOS:   1.1. INSTITUCION EDUCATI...